LA MOMIA (1932)
Un muerto que nunca descansa
En 1932, un arqueólogo profanaba la tumba de un antiguo sacerdote egipcio y, al pronunciar las palabras prohibidas, lo devolvía a la vida. Así nacía La Momia, uno de los monstruos más enigmáticos y sugerentes del cine clásico. A diferencia de Frankenstein o Drácula, Imhotep no era solo una criatura de miedo, sino también una figura trágica: un hombre condenado por amor, atrapado durante milenios entre la vida y la muerte.
Sinopsis
En 1921, una expedición arqueológica británica en Egipto descubre la tumba del sacerdote Imhotep, ejecutado tres milenios antes por intentar resucitar a su amada, la princesa Anck-es-en-Amon. Junto al sarcófago se halla un pergamino sagrado, el Papiro de Thot, que según la leyenda puede devolver la vida a los muertos.
Ignorando las advertencias, uno de los arqueólogos lee en voz alta los pasajes del pergamino. De pronto, la momia cobra vida y abandona la tumba, provocando el terror en el campamento. La escena queda envuelta en misterio: lo único que queda es el sarcófago vacío y la cordura rota del hombre que presenció el imposible.
Diez años más tarde, un extraño egipcio de porte solemne y mirada hipnótica llamado Ardath Bey guía a un nuevo grupo de arqueólogos hasta la tumba de la princesa. En realidad, se trata del propio Imhotep, que ha sobrevivido en secreto gracias a los poderes del papiro. Su objetivo no es otro que recuperar a su amada, reencarnada en la joven inglesa Helen Grosvenor, descendiente lejana con un asombroso parecido a la princesa.
Poco a poco, Helen cae bajo la influencia magnética de Imhotep, que intenta someterla a un ritual para devolverle la vida de Anck-es-en-Amon y unirse a ella en la eternidad. Sin embargo, en el clímax final, los dioses del Antiguo Egipto intervienen: la estatua de Isis cobra vida y destruye el papiro, fuente del poder de Imhotep. El sacerdote milenario se convierte de nuevo en polvo, derrotado por la divinidad y por la fuerza de los vivos.
Helen despierta de su trance, libre del influjo de la momia. El film concluye con la derrota del monstruo, pero también con la inquietante idea de que el pasado, los mitos y las pasiones prohibidas siguen acechando en las arenas del tiempo.
El contexto: Egiptomanía en Hollywood
El hallazgo de la tumba de Tutankamón en 1922 desató en todo el mundo una auténtica “egiptomanía”. La estética faraónica se filtró en la moda, el diseño y, cómo no, en el cine. Universal, que ya había triunfado con Drácula (1931) y Frankenstein (1931), buscaba un nuevo monstruo que atrapara al público.
El guion de John L. Balderston, que ya había adaptado Drácula al teatro y al cine, se inspiró en esa fascinación por lo egipcio. Aunque no está basado en ninguna novela concreta, combina elementos históricos, supersticiones sobre maldiciones de tumbas y un relato de amor imposible a través de los siglos.
Boris Karloff bajo vendas
Curiosamente, la famosa secuencia en la que la momia abre lentamente los ojos y mueve un brazo fue tan impactante en 1932 que causó desmayos en algunas salas. Tras esa primera aparición, Imhotep se despoja de sus vendas y pasa casi todo el filme disfrazado como Ardath Bey, un egipcio misterioso de aspecto cadavérico.
Ese maquillaje alternativo —piel reseca, arrugas profundas, mirada hipnótica— es uno de los trabajos más finos de Pierce y sigue siendo un icono del cine de terror.
La dirección de Karl Freund
La ambientación mezcla decorados egipcios con un aire gótico, creando un Egipto más fantástico que histórico, lleno de jeroglíficos, estatuas colosales y tumbas sombrías.
Terror y tragedia romántica
Recepción en 1932
La crítica de la época destacó la atmósfera y el magnetismo de Karloff, aunque no fue tan aclamada como Drácula o Frankenstein. En taquilla, funcionó lo suficiente como para consolidar a Karloff como estrella, pero Universal no produjo inmediatamente secuelas directas.
Secuelas y reinvenciones
La Momia tuvo una suerte diferente a la de otros monstruos de Universal:
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En los años 40, la momia regresó en varias películas con Tom Tyler y Lon Chaney Jr., pero como un monstruo más físico y sin la profundidad de Imhotep (The Mummy’s Hand, The Mummy’s Tomb, etc.).
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En 1959, Hammer Films estrenó The Mummy, con Christopher Lee, una versión más violenta y colorida.
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En 1999, Stephen Sommers dirigió una nueva The Mummy con Brendan Fraser, que mezclaba aventura y comedia, convirtiéndose en un gran éxito comercial.
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En 2017, Universal intentó relanzar su “Dark Universe” con The Mummy protagonizada por Tom Cruise, pero el proyecto fracasó.
Aun así, la película de 1932 sigue siendo la versión más elegante y atmosférica, con Karloff como referencia insuperable.
Legado
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Imhotep se convirtió en arquetipo del monstruo eterno: mezcla de miedo y compasión.
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Consolidó a Karloff como actor de terror de primera fila, junto con Frankenstein.
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Sentó las bases para décadas de películas sobre maldiciones, tumbas profanadas y muertos que regresan.
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Su estética (maquillaje, gestos, decorados) es todavía imitada y parodiada en el cine y la cultura popular.
Fuentes y bibliografía básica
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Skal, David J.: The Monster Show. A Cultural History of Horror (1993).
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Rhodes, Gary D.: The Mummy’s Curse: The True History of a Dark Fantasy (2016).
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BFI (British Film Institute), ficha crítica de The Mummy.
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Universal Pictures: notas de restauración de la colección Monsters.
Cinefania, AFI Catalog.
La Momia no es solo una película de terror, es también una historia de amor imposible que atraviesa los siglos. Murnau mostró al vampiro como peste, Whale al monstruo como incomprendido, pero Freund dio a la momia la dignidad de un ser humano condenado a la eternidad.
Ocho décadas después, la imagen de Karloff envuelto en vendas sigue siendo un icono inmortal.
La película en imágenes
Ficha técnica
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Título original: The Mummy
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Año: 1932
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País: Estados Unidos
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Director: Karl Freund
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Guion: John L. Balderston (basado en una historia de Nina Wilcox Putnam y Richard Schayer)
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Producción: Universal Pictures (Carl Laemmle Jr.)
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Fotografía: Charles Stumar
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Música: La película carece de partitura original; solo se usaron fragmentos de música clásica en los créditos.
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Reparto: Boris Karloff (Imhotep/Ardath Bey), Zita Johann (Helen Grosvenor/Ankhesenamón), David Manners (Frank Whemple), Edward Van Sloan (Dr. Muller), Arthur Byron (Sir Joseph Whemple)
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Duración: 73 minutos
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Estreno: 22 de diciembre de 1932 (EE. UU.)