AL MORIR LA NOCHE (1945)
La primera gran antología de terror del cine británico
En 1945, el Reino Unido se hallaba en un momento de transición. La Segunda Guerra Mundial había terminado, dejando un país devastado materialmente, pero con una identidad cultural renovada. El cine británico buscaba afirmar una personalidad propia frente al dominio de Hollywood. En ese contexto, los Ealing Studios, célebres por sus comedias costumbristas y sus dramas sociales, decidieron arriesgar con un proyecto singular: un film de terror en forma de antología de episodios.
El resultado fue Dead of Night (Al morir la noche), dirigido de manera colectiva por Alberto Cavalcanti, Charles Crichton, Basil Dearden y Robert Hamer. El proyecto se concibió como una apuesta artística: utilizar el formato episódico para explorar distintos tonos del fantástico (premoniciones, fantasmas, objetos malditos, humor negro, horror psicológico), todos unidos por un relato-marco inquietante.
Lo innovador no estaba solo en el formato, sino en el tono. Hasta entonces, el cine de terror había estado dominado por el ciclo de Universal en Estados Unidos (Drácula, Frankenstein, La momia). Gran Bretaña no tenía una tradición sólida en el género, salvo experimentos aislados. Con Al morir la noche, el cine británico inauguraba su propia senda en lo fantástico, una que más tarde continuarían productoras como Hammer y Amicus.
El film tiene una estructura brillante: un círculo narrativo onírico en el que un arquitecto llega a una casa de campo y descubre que todo lo que vive allí lo ha soñado ya antes. A medida que los invitados cuentan historias sobrenaturales, el protagonista se adentra más en una pesadilla sin salida. El desenlace, con su bucle infinito, es uno de los finales más perturbadores del cine clásico.
Psicológicamente, la película es hija de su tiempo. En 1945, el Reino Unido estaba marcado por los traumas de la guerra, las pérdidas humanas y la incertidumbre del futuro. No es casual que Dead of Night hable de pesadillas recurrentes, de un ciclo del que no se puede escapar, de espectros del pasado que vuelven. La estructura circular del guion refleja esa sensación colectiva de angustia y repetición.
El film también anticipa elementos del psicoanálisis freudiano y junguiano: el sueño como territorio del inconsciente, la repetición compulsiva, el miedo al doble (representado por el muñeco ventrílocuo). No es casual que críticos posteriores lo hayan analizado como una de las películas más psicoanalíticas del cine británico.
Pero lo que convierte a Al morir la noche en obra maestra es que, más allá del análisis, funciona como terror puro. Los episodios tienen vida propia, con climas bien diferenciados, y el conjunto logra mantener al espectador en un estado de tensión creciente. Su influencia se extendería durante décadas: sin este film, es difícil imaginar la existencia de antologías como Historias de terror (Amicus, 1965), Creepshow (1982) o las series The Twilight Zone y Black Mirror.
Argumento
El marco narrativo: el sueño repetido
El arquitecto Walter Craig (Mervyn Johns) llega a una casa de campo inglesa invitado por un cliente. Al entrar, siente un déjà vu inquietante: reconoce la casa, a los ocupantes y lo que va a ocurrir. Confiesa que ya lo ha soñado todo.
Los presentes —un médico, un psiquiatra, una joven, un piloto, un ventrílocuo— se muestran escépticos, pero intrigados. Uno a uno comienzan a contar experiencias sobrenaturales, como si quisieran demostrar que lo inexplicable existe. Cada relato se convierte en un episodio autónomo, hasta que todos convergen de nuevo en la pesadilla de Craig.
Episodio I: El piloto fantasma (Basil Dearden)
Un piloto de carreras sufre un accidente y es ingresado en el hospital. De noche, ve aparecer a un extraño conductor de autobús que lo invita a subir. Tiempo después, reconoce la escena exacta: el mismo autobús, el mismo conductor, invitándole de nuevo. Siente el impulso de no subir, y entonces el autobús se precipita en un accidente mortal.
El tono es seco y fatalista: una premonición de la muerte inevitable.
Episodio II: El niño fantasma (Charles Crichton)
Durante una fiesta infantil en una mansión, una institutriz se encuentra con un niño que le habla en un pasillo. Más tarde descubre que ese niño murió años atrás asesinado por sus padres.
El episodio combina inocencia y horror, jugando con lo cotidiano (una fiesta, juegos de niños) para introducir lo sobrenatural en lo familiar. Es uno de los relatos más melancólicos.
Episodio III: El espejo maldito (Robert Hamer)
Un hombre recibe un espejo antiguo como regalo. Al mirarse en él, descubre que su reflejo no muestra su habitación, sino otra, siniestra y lúgubre. Poco a poco, el espejo lo domina, proyectando sobre él una personalidad violenta. Intenta matar a su esposa, convencido de vivir en la otra estancia.
Este relato juega con el tema del doble y del objeto maldito, anticipando muchas historias posteriores sobre espejos y reflejos como portales a lo oculto.
Episodio IV: La historia de golf (Charles Crichton)
Dos amigos se disputan a una mujer. Deciden resolverlo en una partida de golf. El perdedor, en un arrebato, se suicida en un lago. Pero regresa como fantasma para acosar al tramposo, arruinándole las partidas hasta que confiesa.
Este episodio introduce humor negro y tono fársico, sirviendo de contraste antes del clímax final.
Episodio V: El ventrílocuo (Alberto Cavalcanti)
El relato más célebre. Un ventrílocuo, Maxwell Frere (Michael Redgrave), parece dominado por su muñeco Hugo. En escena, Hugo lo ridiculiza, se burla, lo humilla. Frere pierde el control de su mente: ¿es él quien maneja al muñeco o el muñeco quien lo maneja a él?
Tras un incidente violento, Frere es internado en un psiquiátrico. En la celda, abraza al muñeco como si fuera una persona real, hablando con su voz. La confusión entre el hombre y el objeto es total.
Este episodio es uno de los más perturbadores del cine de horror, y su influencia en toda la tradición de muñecos diabólicos (de Magic a Chucky) es directa.
El desenlace: la espiral
Tras el último relato, Craig enloquece. Se enfrenta a los invitados, los asesina en su sueño y cae en una pesadilla surrealista donde aparecen los personajes de todos los episodios: el fantasma del niño, el espejo, el ventrílocuo.
Despierta en su cama. Ha sido un sueño. Pero entonces recibe una llamada: lo invitan a pasar un fin de semana en una casa de campo. Al llegar… todo vuelve a comenzar. El círculo no se rompe nunca.
Recepción y censura
En 1945, la crítica británica acogió el film con entusiasmo. Se destacó su originalidad, su atmósfera y la fuerza del episodio del ventrílocuo. Fue un éxito de público y consolidó a Ealing como estudio capaz de trascender el género de la comedia.
En Estados Unidos, sin embargo, su estreno fue más limitado, y durante años permaneció como título de culto para cinéfilos. La censura no actuó de forma severa: la violencia es sugerida, y el horror se concentra en lo psicológico.
Con el tiempo, su prestigio creció hasta convertirse en referente ineludible del cine de terror.
Análisis temático
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El círculo onírico: la repetición infinita expresa la angustia de no poder escapar del trauma.
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Lo cotidiano convertido en terror: un espejo, un muñeco, una fiesta infantil… lo familiar deviene siniestro.
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La posguerra como pesadilla colectiva: el film refleja el estado psicológico de una nación que no logra despertar de su horror reciente.
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El doble y el desdoblamiento: el ventrílocuo y su muñeco representan el inconsciente dominando al yo.
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El humor como válvula de escape: el episodio de golf introduce ironía, recordando que el terror y la risa son parientes cercanos.
Curiosidades
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Fue la única incursión de Ealing en el cine de terror.
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Michael Redgrave, actor shakesperiano, nunca volvió a rodar un papel tan inquietante como el del ventrílocuo.
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El muñeco Hugo se conserva como pieza histórica del cine británico.
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El guion incorporó elementos inspirados en el psicoanálisis, algo inusual en el cine inglés de la época.
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En España se estrenó con retraso, bajo el título Al morir la noche.
Restauraciones
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La película circuló durante décadas en copias incompletas.
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Fue restaurada por el British Film Institute en los años 90.
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Actualmente puede verse en ediciones en DVD y Blu-ray con calidad aceptable, aunque el negativo original sufrió deterioros.
Herencia cultural
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Fundó el modelo de antología de terror que décadas más tarde explotaría Amicus en los 60 y 70.
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Inspiró a series como The Twilight Zone y Night Gallery.
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El episodio del ventrílocuo influyó en Magic (1978), Muñeco diabólico (1988) y numerosos relatos de muñecos poseídos.
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Cineastas como Martin Scorsese, Christopher Nolan y Guillermo del Toro han citado su estructura circular como inspiración.
Bibliografía y fuentes
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Clarens, Carlos. An Illustrated History of the Horror Film. Putnam, 1967.
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Rigby, Jonathan. English Gothic: A Century of Horror Cinema. Reynolds & Hearn, 2000.
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Newman, Kim. Nightmare Movies. Bloomsbury, 2011.
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Archivos del BFI sobre Ealing Studios.
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Prensa británica: The Times, 1945.
Conclusión
Al morir la noche es mucho más que una colección de cuentos de terror. Es una obra maestra de la narrativa circular, un ensayo fílmico sobre la naturaleza de las pesadillas. Su estructura en bucle es, en sí misma, un mecanismo de horror: la idea de que nunca despertaremos, de que siempre volveremos al mismo punto.
La película tiene además un valor histórico incalculable: fue el primer intento serio del cine británico de competir con Hollywood en el terreno de lo fantástico, y lo hizo con una audacia narrativa que aún hoy sorprende. El marco narrativo convierte a cada episodio en pieza de un mosaico mayor: la mente humana atrapada en el círculo del sueño y el trauma.
El episodio del ventrílocuo, con Michael Redgrave dominado por su muñeco Hugo, sigue siendo una de las escenas más inquietantes del cine clásico. Su influencia llega hasta nuestros días, porque toca un miedo universal: la pérdida de control sobre nuestra propia identidad.
En 1945, un público exhausto tras la guerra se vio reflejado en esta pesadilla de repeticiones y espectros. Hoy, el film mantiene su poder porque todos, en algún momento, hemos sentido la angustia de un sueño del que no podemos escapar. Al morir la noche no es solo una película: es una metáfora de la condición humana.
Con Al morir la noche, el cine británico entregó al mundo una obra irrepetible: un espejo de nuestros miedos, atrapados en la repetición infinita del inconsciente.
LA PELÍCULA EN IMÁGENES
Ficha técnica
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Título original: Dead of Night
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Título en España: Al morir la noche
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Año: 1945
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País: Reino Unido
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Dirección: Alberto Cavalcanti, Charles Crichton, Basil Dearden, Robert Hamer
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Guion: John Baines, Angus MacPhail
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Fotografía: Stanley Pavey, Douglas Slocombe
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Música: Georges Auric
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Montaje: Charles Hasse
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Reparto: Mervyn Johns (Walter Craig), Michael Redgrave (Maxwell Frere), Sally Ann Howes, Roland Culver, Googie Withers, Ralph Michael
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Productora: Ealing Studios
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Duración: 103 minutos
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Estreno: 1945 (Reino Unido