LA TORRE DE LOS SIETE JOROBADOS (1944)

Expresionismo y misterio en el Madrid subterráneo

En plena España franquista, donde el cine estaba sometido a censura, falta de recursos y fuertes condicionantes ideológicos, pocos directores se atrevieron a explorar caminos arriesgados. Uno de ellos fue Edgar Neville, figura cosmopolita, amigo de Lorca, Dalí o Buñuel, y con experiencia en Hollywood.

Con La torre de los siete jorobados llevó a la pantalla la novela fantástica de Emilio Carrere, transformando un relato literario en una película que mezcla terror, expresionismo, comedia castiza y cine policíaco. El resultado fue un híbrido insólito: un film que recuerda al expresionismo alemán de los años 20, pero ambientado en el Madrid subterráneo de leyendas ocultas.

Con el paso del tiempo, se ha convertido en un clásico de culto y en un ejemplo único del cine fantástico español de la posguerra, capaz de situarse en diálogo con el cine europeo de su tiempo.


Sinopsis 

Basilio Beltrán (Antonio Casal), un joven jugador empedernido, conoce a un misterioso arqueólogo que le habla de una extraña sociedad secreta que habita en los subterráneos de Madrid. Tras la repentina muerte del arqueólogo, su espíritu se aparece a Basilio para pedirle que proteja a su sobrina Inés (Isabel de Pomés).

Basilio se verá arrastrado a un mundo oculto bajo la ciudad: una torre subterránea habitada por una comunidad de jorobados liderada por el siniestro doctor Sabatino (Guillermo Marín). Allí descubrirá una trama de falsificación de monedas, conspiraciones y seres deformes que se mueven en pasajes oscuros y laberínticos.

Entre el romance con Inés, la ayuda de personajes castizos y la investigación policial, Basilio desentrañará el misterio de la torre, enfrentándose a Sabatino y a su ejército de jorobados en un clímax que mezcla aventura, misterio y fantasía macabra.


Contexto de producción

  • Un proyecto arriesgado: en la España de los 40 el cine se centraba en comedias ligeras, melodramas o películas históricas afines al régimen. Apostar por un relato fantástico y gótico era una rareza.

  • Edgar Neville: aristócrata, diplomático y escritor, había trabajado en Hollywood como guionista para la MGM. Esa experiencia internacional le permitió dotar al film de una atmósfera cosmopolita que contrastaba con la rutina del cine español del momento.

  • Influencia de Carrere: Emilio Carrere era un poeta modernista y bohemio madrileño. Su novela original de 1920 estaba impregnada de misterio, ocultismo y ambientación castiza. Neville la adaptó suavizando los elementos más oscuros pero manteniendo el espíritu fantástico.

  • Diseño expresionista: la dirección artística de Santiago Ontañón y la fotografía de Henri Barreyre se inspiraron en el expresionismo alemán de El gabinete del Dr. Caligari o Nosferatu: decorados angulosos, sombras marcadas, ambientes oníricos.

  • Rodaje: llevado a cabo en estudios de Chamartín, con recursos limitados pero gran creatividad en la construcción de los decorados subterráneos.


Estilo visual y narrativo

  • Expresionismo en clave española: la película recrea atmósferas góticas con escaleras imposibles, sótanos laberínticos y juegos de luces y sombras.

  • Madrid como escenario fantástico: combina lo castizo (bares, calles, personajes populares) con lo oculto (sociedades secretas, catacumbas).

  • Mezcla de géneros: combina cine policíaco, comedia ligera y terror expresionista, algo insólito en el panorama español de la época.

  • Los jorobados: caracterizados con un aire grotesco y teatral, evocan tanto el cine de Lon Chaney como la imaginería de monstruos europeos.

  • El tono híbrido: la película oscila entre lo cómico (los diálogos chispeantes de Basilio) y lo inquietante (las apariciones del arqueólogo, la amenaza de Sabatino).


Temas y simbolismo

  • Lo oculto bajo la ciudad: el subsuelo de Madrid se convierte en metáfora de una sociedad reprimida y clandestina, que vive a la sombra del poder oficial.

  • El deformado como amenaza: los jorobados encarnan el miedo a lo distinto, pero también reflejan el influjo de un expresionismo que veía en la deformidad una forma de simbolizar lo monstruoso.

  • Tradición y modernidad: la película combina supersticiones, espíritus y fantasmas con elementos policiales y racionales, simbolizando la lucha entre la España tradicional y la modernidad incipiente.

  • El héroe imperfecto: Basilio no es un héroe clásico, sino un jugador de azar, cobarde y divertido, que acaba convertido en protagonista de una aventura insólita.


Recepción

En 1944 el film sorprendió por su audacia. El público respondió con curiosidad, aunque no alcanzó los niveles de taquilla de los melodramas de la época. La crítica española, condicionada por la censura, fue tibia: se valoró la originalidad estética, pero se consideró una rareza difícil de clasificar.

Con el paso del tiempo, su prestigio ha crecido. En los años 70 y 80, redescubierta por críticos e historiadores, se reivindicó como una obra maestra del cine fantástico español. Hoy es una película de culto, restaurada y proyectada en festivales de cine clásico.


Legado e influencia

  • Película única: no tuvo continuación ni generó una corriente inmediata, pero se recuerda como el primer gran título fantástico del cine español sonoro.

  • Influencia posterior: cineastas como Álex de la Iglesia han reivindicado su importancia. El día de la bestia (1995) tiene ecos de su Madrid oculto y subterráneo.

  • Preservación: restaurada por Filmoteca Española, se incluye en colecciones de cine español clásico.

  • Revalorización internacional: es estudiada en universidades extranjeras como ejemplo de cómo el expresionismo alemán influyó en cinematografías periféricas.

  • El mito de los subterráneos de Madrid: la película reforzó la leyenda urbana de que la capital esconde pasajes y catacumbas bajo sus calles.


Conclusión

La torre de los siete jorobados (1944) es una joya insólita: un film fantástico rodado en una época en la que España apenas podía permitirse soñar. Edgar Neville, con talento y atrevimiento, trasladó el expresionismo alemán al Madrid castizo, creando una historia que mezcla misterio, terror y comedia con una ambientación inolvidable.

Ocho décadas después, sigue siendo un título único, estudiado y admirado por su rareza y su audacia estética. Una película que demostró que incluso en tiempos oscuros era posible construir mundos fantásticos bajo las calles de la ciudad.


LA PELÍCULA EN IMÁGENES










Ficha técnica 

Título originalLa torre de los siete jorobados
Año de estreno: 1944
País: España
Idioma original: Español
Duración: 82 minutos
Formato: Blanco y negro – 1.37:1
Clasificación: Mayores de 16 años en su estreno

Producción

  • Estudio: Chamartín Producciones

  • Productor: Arturo Carballo

  • Presupuesto: modesto, condicionado por la autarquía de la España franquista

  • Estreno: 23 de mayo de 1944 en Madrid

Equipo creativo

  • Dirección: Edgar Neville

  • Guion: Edgar Neville, José Santugini, Enrique Jardiel Poncela (no acreditado)

  • Basada en la novela homónima de Emilio Carrere (1920)

  • Fotografía: Henri Barreyre (Enrique Barreyre)

  • Dirección artística: Santiago Ontañón

  • Música: José Muñoz Molleda

  • Montaje: Bienvenida Sanz

Reparto principal

  • Antonio Casal – Basilio Beltrán

  • Isabel de Pomés – Inés

  • Guillermo Marín – Dr. Sabatino

  • Félix de Pomés – El arqueólogo

  • Julia Lajos – Doña Rufina

  • Manolo Morán – Inspector de policía

Estreno y premios

  • Estrenada con gran éxito en Madrid en 1944.

  • No recibió premios oficiales —en aquella época los festivales internacionales no estaban abiertos a España—, pero con los años ha sido reconocida como película de culto y una de las joyas ocultas del cine fantástico español.