LA CARRETA FANTASMA (1921)
Redención y pesadilla en la obra maestra de Sjöström
En 1921, el cine mudo alcanzaba una de sus cumbres más líricas y perturbadoras con el estreno de La carreta fantasma (Körkarlen), dirigida por Victor Sjöström. Basada en la novela homónima de Selma Lagerlöf —la primera mujer en recibir el Premio Nobel de Literatura—, la película es una obra a caballo entre el melodrama moral, el cuento fantástico y la reflexión existencial.
Concebida en un momento en que el cine nórdico vivía una edad de oro, La carreta fantasma anticipó muchas de las innovaciones técnicas y narrativas que marcarían el cine posterior: desde el uso expresivo de la sobreimpresión hasta una estructura narrativa en flashbacks que influyó en directores como Ingmar Bergman, Andrei Tarkovski o Stanley Kubrick.
La historia del vagabundo David Holm, arrastrado a un viaje sobrenatural con la mítica carreta de la Muerte en la última noche del año, combina imágenes espectrales con un poderoso drama moral sobre la culpa, el alcoholismo y la posibilidad de redención. La película encarna como pocas la idea de que el cine puede ser poesía visual y al mismo tiempo parábola moral.
Hoy, más de un siglo después, sigue siendo considerada una de las obras maestras absolutas del cine mudo y uno de los pilares del cine fantástico europeo.
Argumento detallado
La leyenda de la carreta
La película se abre con una leyenda: el último hombre en morir cada año está condenado a conducir la carreta fantasma, vehículo espectral que recoge las almas de los muertos durante los doce meses siguientes. El cochero maldito vive una eternidad de sufrimiento, atrapado entre la vida y la muerte.
La agonía de la hermana Edit
En Nochevieja, en un refugio del Ejército de Salvación, la joven hermana Edit (Astrid Holm) agoniza de tuberculosis. Antes de morir, pide ver a David Holm, un vagabundo alcohólico y violento con el que había intentado trabajar para su redención.
El encuentro con la Muerte
David, en un cementerio, cuenta la leyenda de la carreta a sus amigos. En una pelea, recibe un golpe mortal y cae al suelo justo antes de la medianoche. En ese momento aparece la figura espectral de Georges (Tore Svennberg), antiguo compañero suyo, que se revela como el actual cochero de la carreta fantasma. Georges arrastra a David en un viaje sobrenatural en el que revive los pecados de su vida.
El descenso a los infiernos personales
A través de flashbacks, vemos cómo David fue un hombre violento, cómo arruinó su matrimonio, golpeó a su esposa, descuidó a sus hijos y arrastró a sus amigos al alcoholismo. La película muestra el poder destructivo del vicio, pero también el dolor que genera en los inocentes.
Edit, que había visto en David la posibilidad de redimirlo, se convierte en su último lazo de esperanza. Antes de morir, le pide que reconcilie su vida, que encuentre la redención.
Redención final
En una secuencia inolvidable, David tiene una visión de su esposa a punto de suicidarse junto a sus hijos. La experiencia lo sacude: rompe a llorar, se arrodilla y promete cambiar. La carreta lo libera y despierta con vida, como si su viaje sobrenatural hubiera sido una revelación. Edit muere con paz, convencida de que su sacrificio no fue en vano.
Producción y rodaje
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Director: Victor Sjöström, figura central del cine sueco, quien además interpreta a David Holm con una intensidad extraordinaria.
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Guion: adaptado de la novela de Selma Lagerlöf, obra moralizante pero de gran riqueza simbólica.
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Rodaje: se llevó a cabo en los estudios de Filmstaden (Svensk Filmindustri), en Solna, cerca de Estocolmo.
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Innovaciones técnicas: el director de fotografía Julius Jaenzon desarrolló un revolucionario sistema de múltiples exposiciones en negativo, que permitió superponer imágenes y crear la ilusión de figuras espectrales translúcidas.
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Estética: la película combina realismo social (alcoholismo, pobreza, violencia doméstica) con elementos fantásticos, en un equilibrio único que evita el exceso teatral.
Estilo visual y atmósfera
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Sobreimpresiones espectrales: las figuras fantasmales aparecen translúcidas, arrastrando cadáveres o cruzando paredes, con un realismo que asombró a la crítica de la época.
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Composición pictórica: cada plano está concebido como un lienzo sombrío, con uso dramático de la luz y la penumbra.
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Ambientes contrastados: la sordidez de tabernas y callejones se yuxtapone con la atmósfera irreal de los paisajes donde circula la carreta.
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Narración fragmentada: con flashbacks dentro de flashbacks, la estructura anticipa el cine moderno y refuerza la sensación de viaje interior.
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Tono moral: aunque se presenta como relato fantástico, la atmósfera es la de una parábola religiosa y existencial.
Personajes y actuaciones
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David Holm (Victor Sjöström): protagonista complejo, violento y despreciable, pero con un arco de redención. Su interpretación es de un realismo conmovedor, alejado del histrionismo mudo.
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Hermana Edit (Astrid Holm): símbolo de compasión y sacrificio. Su fe en David hasta el final dota a la película de dimensión cristiana y redentora.
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Georges (Tore Svennberg): antiguo amigo de David, convertido en cochero maldito. Encarnación del destino y la condena.
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La esposa de David (Hilda Borgström): víctima del alcoholismo y la violencia, representa el sufrimiento inocente.
Temas y simbolismo
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Alcoholismo y degradación: la película refleja la devastación social y familiar del vicio, un problema grave en la Suecia de principios del siglo XX.
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Redención y sacrificio: el sacrificio de Edit y la visión final de David muestran que incluso el más perdido puede hallar la gracia.
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Muerte como viaje: la carreta fantasma simboliza el tránsito del alma y la carga de los pecados.
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El tiempo y la memoria: la estructura en flashbacks resalta la idea de que cada vida es un mosaico de errores y culpas.
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Cristianismo y moral social: el relato es una parábola moral, pero presentada con imágenes de pesadilla que trascienden la prédica.
Recepción crítica
En 1921, la película fue un éxito en Suecia, aunque su tono sombrío y su mensaje moral dividieron opiniones en otros países. Con el tiempo, fue revalorizada como obra maestra técnica y narrativa.
Cineastas como Ingmar Bergman la citaron como una de sus mayores influencias: Bergman incluso eligió a Sjöström como protagonista de Fresas salvajes (1957), en homenaje. Kubrick, por su parte, admiraba sus efectos visuales, que inspiraron pasajes de El resplandor.
Hoy está considerada uno de los grandes clásicos del cine mundial, restaurada y proyectada en festivales de cine silente como joya imprescindible.
Legado e influencia
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Técnica pionera: las sobreimpresiones de La carreta fantasma abrieron camino al cine de efectos especiales.
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Influencia en Bergman: la relación entre culpa, muerte y redención es germen de El séptimo sello.
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Influencia internacional: Tarkovski, Dreyer y Kubrick reconocieron su huella.
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Cine fantástico europeo: se la considera fundacional, junto a Nosferatu (1922) y Fausto (1926).
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Referencias culturales: la figura de la carreta fantasma se ha convertido en icono del folclore cinematográfico de la Muerte.
Curiosidades
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Victor Sjöström, además de dirigir, protagonizó la película, entregando una interpretación de enorme modernidad.
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Selma Lagerlöf permitió la adaptación solo tras asegurarse de que Sjöström respetaría el tono moral de la novela.
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El rodaje exigió un enorme trabajo en laboratorio para crear las sobreimpresiones: se necesitaban hasta siete exposiciones para un solo plano.
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Fue una de las primeras películas en usar de forma tan compleja los flashbacks, anticipando estructuras narrativas modernas.
Conclusión
La carreta fantasma es mucho más que un clásico del cine mudo: es una meditación sobre la muerte, la culpa y la posibilidad de redención, envuelta en imágenes que aún hoy conservan su poder hipnótico. Victor Sjöström construyó una obra que une lo técnico y lo espiritual, lo social y lo sobrenatural, lo realista y lo fantástico.
El viaje de David Holm no es solo el de un borracho redimido: es el de la humanidad entera enfrentada a sus pecados y buscando una segunda oportunidad. Su final, en el que la compasión de una mujer inspira la transformación de un hombre, convierte la pesadilla en esperanza.
Más de un siglo después, la carreta fantasma sigue avanzando en la memoria del cine: un recordatorio de que cada acción tiene peso, de que cada alma arrastra su propia carga y de que el arte puede ser, al mismo tiempo, advertencia moral y experiencia sobrenatural. En la Nochevieja eterna de Victor Sjöström, la Muerte conduce su carreta, pero deja abierta la posibilidad de que incluso en el último instante, la redención sea posible.
LA PELÍCULA EN IMÁGENES
Ficha técnica
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Título en español: La carreta fantasma
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Título original: Körkarlen
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Año de estreno: 1921
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País: Suecia
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Director: Victor Sjöström
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Guion: Victor Sjöström, basado en la novela de Selma Lagerlöf
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Fotografía: Julius Jaenzon
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Duración: 107 min aprox.
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Producción: Svensk Filmindustri
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Reparto principal:
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Victor Sjöström (David Holm)
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Astrid Holm (Hermana Edit)
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Tore Svennberg (Georges, el cochero)
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Hilda Borgström (la esposa de David)
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