REBECA (1940)

El monstruo invisible en la mansión de Manderley


En 1940, Alfred Hitchcock estrenaba su primera película en Hollywood tras una brillante carrera en el Reino Unido. El director británico había firmado un contrato con el poderoso productor David O. Selznick, artífice del éxito de Lo que el viento se llevó (1939), y su primer proyecto conjunto fue la adaptación de la célebre novela gótica Rebecca (1938) de Daphne du Maurier.

El resultado fue un film que combinaba el melodrama romántico con el suspense psicológico, teñido de atmósfera gótica. Ambientada en la mansión de Manderley, Rebeca narra cómo la presencia invisible de una difunta esposa sigue dominando la vida de los vivos. Hitchcock construyó así una de sus películas más hipnóticas y ambiguas, donde la memoria se convierte en fantasma y la ausencia en amenaza.

Rebeca obtuvo un gran éxito de crítica y público, ganó el Óscar a la Mejor Película en 1941 y supuso el inicio de la etapa americana de Hitchcock. Aunque no es una película de terror clásico con monstruos al uso, su carácter de horror psicológico y gótico la hace una pieza imprescindible en la historia del cine de lo siniestro.


Argumento

La historia se abre en Montecarlo, donde una joven dama de compañía (Joan Fontaine), tímida y sin recursos, conoce al aristócrata inglés Maxim de Winter (Laurence Olivier), un viudo atormentado por la reciente muerte de su esposa Rebeca. Tras un breve romance, él la propone matrimonio y la lleva a su mansión familiar: Manderley.

Allí la joven descubre que la sombra de la difunta esposa lo impregna todo. Rebeca es recordada como una mujer perfecta, bella y sofisticada, y cada rincón de la casa parece conservar su presencia. La señora Danvers (Judith Anderson), ama de llaves devota de la difunta, desprecia a la nueva señora de Winter y refuerza sus inseguridades.

La joven se siente cada vez más desplazada, hasta que descubre que el recuerdo de Rebeca esconde secretos oscuros. Maxim le confiesa que su matrimonio fue un tormento: Rebeca era manipuladora y cruel, y murió accidentalmente en una confrontación junto a su barco. Cuando el cadáver aparece en el mar, la investigación amenaza con incriminar a Maxim, pero finalmente se demuestra que Rebeca padecía una enfermedad terminal y buscó su propia destrucción.

El film culmina con el incendio de Manderley, provocado por la señora Danvers, en un final apocalíptico que simboliza la destrucción definitiva del fantasma de Rebeca.


Producción

La gestación de Rebeca estuvo marcada por la tensión entre Hitchcock y Selznick. El productor exigía fidelidad absoluta a la novela y pretendía un estilo melodramático, mientras que Hitchcock prefería la sugerencia y la ambigüedad. Este choque creativo dio lugar a una película que combina el preciosismo visual y narrativo de Selznick con el suspense psicológico del británico.

Selznick insistió en que el guion (firmado por Robert E. Sherwood, Joan Harrison y otros colaboradores) mantuviera gran parte del texto de Daphne du Maurier, especialmente el tono romántico. Hitchcock, en cambio, introdujo su estilo característico: economía narrativa, uso de la subjetividad de la protagonista, y un tono inquietante que rozaba lo sobrenatural.

El rodaje se realizó íntegramente en Hollywood, con colosales decorados que recreaban Manderley. El diseñador Lyle Wheeler levantó interiores que parecían auténticos salones ingleses. La fotografía en blanco y negro de George Barnes, galardonada con el Óscar, empleó contrastes de luz y sombra para reforzar la atmósfera gótica.

La elección del reparto también estuvo cargada de tensión. Selznick deseaba a Laurence Olivier, que acababa de triunfar con Cumbres borrascosas (1939). Para el papel femenino, Hitchcock eligió a Joan Fontaine tras considerar a actrices como Vivien Leigh o Anne Baxter. La elección de Judith Anderson como la señora Danvers fue arriesgada: actriz de teatro poco conocida, creó uno de los personajes más escalofriantes de la historia del cine.

El Código Hays obligó a suavizar el desenlace de la novela: en el libro, Maxim asesina deliberadamente a Rebeca; en la película, su muerte se presenta como accidental, fruto de una caída durante una discusión. Este cambio buscaba mantener la simpatía del público hacia Maxim.


Estilo y análisis

Rebeca es, al mismo tiempo, un melodrama romántico, un thriller psicológico y un cuento gótico. Hitchcock construye un relato en el que la difunta, Rebeca, es el personaje central pese a no aparecer nunca en pantalla. Su recuerdo domina la mansión, a los criados, a Maxim y, sobre todo, a la nueva esposa. Es un “fantasma invisible”, un monstruo psicológico que acecha sin necesidad de cuerpo físico.

La señora Danvers representa la encarnación de esa presencia. Su devoción hacia Rebeca tiene un cariz casi erótico, y su hostilidad hacia la protagonista la convierte en una figura espectral, moviéndose entre las sombras como si fuera una extensión de la difunta. Su intento de inducir al suicidio a la joven es uno de los momentos más perturbadores de la película.

La identidad femenina es un tema central. La nueva señora de Winter no tiene nombre propio en la narración (ni en la novela ni en la película), lo que subraya su falta de identidad frente a la omnipresencia de Rebeca. Su viaje consiste en pasar de la inseguridad y la sumisión a la afirmación de sí misma, aunque ese proceso está marcado por el dolor y la destrucción.

En lo visual, la película utiliza el espacio de Manderley como reflejo psicológico: los grandes salones, los pasillos oscuros, las habitaciones prohibidas. Hitchcock refuerza la sensación de opresión mediante encuadres cerrados y movimientos de cámara que enfatizan la pequeñez de la protagonista frente al decorado. La música de Franz Waxman acentúa la tensión entre el romanticismo y lo siniestro.


Recepción y legado

En su estreno, Rebeca fue un gran éxito de público y crítica. Obtuvo once nominaciones a los Óscar y ganó dos: Mejor Película y Mejor Fotografía. Fue la única película de Hitchcock en ganar el premio a Mejor Película, aunque la estatuilla se atribuyó principalmente a Selznick como productor.

La crítica alabó la atmósfera inquietante, la dirección de Hitchcock y las interpretaciones. Joan Fontaine se convirtió en estrella internacional, y Judith Anderson pasó a la historia por su creación de la señora Danvers.

Con el tiempo, Rebeca se consolidó como uno de los grandes clásicos del cine gótico. Ha influido en incontables películas sobre mansiones encantadas, esposas acosadas y fantasmas psicológicos. Hitchcock retomaría temas similares en Sospecha (1941) y Encadenados (1946). La novela ha conocido otras adaptaciones, incluida una versión televisiva en los 70 y la película de Netflix en 2020, pero ninguna ha alcanzado el impacto del film de 1940.

Hoy, Rebeca se estudia tanto como ejemplo de la transición de Hitchcock a Hollywood como obra clave del cine de lo siniestro, donde la psicología reemplaza a lo sobrenatural. Su famosa primera frase —“Anoche soñé que había vuelto a Manderley”— se ha convertido en emblema de la memoria cinematográfica.


Curiosidades

  • Fue la primera película hollywoodiense de Hitchcock.

  • Joan Fontaine fue tratada con frialdad por Hitchcock en el rodaje para potenciar su inseguridad en pantalla.

  • Judith Anderson, como la señora Danvers, casi no parpadea en toda la película para parecer más inhumana.

  • El incendio de Manderley se rodó con miniaturas y efectos especiales, y se reutilizó metraje de King Kong (1933) para las llamas.

  • Aunque el film ganó el Óscar a Mejor Película, Hitchcock nunca recibió el premio como director.


Conclusión

Rebeca es una obra maestra que combina romanticismo, suspense y terror psicológico. Bajo la superficie de un melodrama romántico, Hitchcock construye un relato profundamente inquietante, donde la presencia invisible de una mujer muerta condiciona la vida de todos los vivos. Rebeca es un fantasma sin cuerpo, pero tan poderoso que domina la mansión, a Maxim, a la señora Danvers y, sobre todo, a la anónima protagonista.

La película es también un estudio sobre la identidad femenina: la lucha de una joven sin nombre por afirmarse frente a la sombra idealizada de otra mujer. En este sentido, Rebeca es tanto un relato de terror psicológico como un comentario social sobre la opresión, la inseguridad y la construcción de la identidad a través de la mirada ajena.

La señora Danvers encarna la devoción fanática y el odio, convirtiéndose en uno de los villanos más memorables del cine clásico. Su culto a Rebeca y su deseo de destruir a la nueva esposa simbolizan el poder corrosivo de la memoria cuando se convierte en obsesión.

Más allá de su trama, Rebeca marcó un hito en la historia del cine: fue el puente que llevó a Hitchcock de Inglaterra a Hollywood y el inicio de una de las carreras más influyentes del séptimo arte. Su éxito demostró que el terror podía adoptar formas sofisticadas y que lo gótico podía convivir con el melodrama romántico en la gran industria.

Ochenta años después, la película conserva intacta su capacidad de fascinar. La atmósfera de Manderley, la fragilidad de Joan Fontaine, la ambigüedad de Laurence Olivier y la siniestra presencia de Judith Anderson siguen hipnotizando al espectador. Como en el sueño inicial, Rebeca es un viaje a un lugar imposible de olvidar, donde las sombras del pasado nunca mueren del todo.


Bibliografía y fuentes

  • Du Maurier, Daphne. Rebecca. Londres: Victor Gollancz, 1938.

  • Selznick, David O. Archivos de producción de Rebecca (1939-40).

  • Spoto, Donald. The Dark Side of Genius: The Life of Alfred Hitchcock (Ballantine Books, 1983).

  • Truffaut, François. El cine según Hitchcock (1966).

  • Documental The Making of Rebecca (DVD/Blu-ray, Universal).

  • Revistas Sight & Sound (1940) y Variety (1940).

  • Entrevistas a Joan Fontaine y Judith Anderson en The New York Times.


LA PELÍCULA EN IMÁGENES
























Ficha Técnica

  • Título original: Rebecca

  • Título en España: Rebeca

  • Año: 1940

  • País: Estados Unidos

  • Dirección: Alfred Hitchcock

  • Guion: Robert E. Sherwood, Joan Harrison, Philip MacDonald, Michael Hogan; basado en la novela de Daphne du Maurier

  • Reparto principal: Laurence Olivier (Maxim de Winter), Joan Fontaine (segunda señora de Winter), Judith Anderson (señora Danvers), George Sanders (Jack Favell), Nigel Bruce, Gladys Cooper

  • Música: Franz Waxman

  • Fotografía: George Barnes

  • Producción: David O. Selznick / Selznick International Pictures

  • Duración: 130 minutos

  • Formato: Blanco y negro, 1.37:1

  • Estreno: 12 de abril de 1940 (EE.UU.)