VESTIDA PARA MATAR (1980)

El giallo americano de Brian De Palma

En 1980, en plena era de transición entre el cine de autor de los 70 y el espectáculo comercial de los 80, Brian De Palma estrenó Vestida para matar (Dressed to Kill). Para entonces, De Palma ya era conocido como un cineasta obsesionado con Hitchcock, tras títulos como Hermanas (1973), Carrie (1976) o Fascinación (1976). Pero fue en Vestida para matar donde su estilo alcanzó la madurez y la polémica a partes iguales.

La película se mueve en la frontera entre el thriller erótico y el terror psicológico, con una fuerte influencia del giallo italiano (Argento, Bava) y referencias explícitas a Hitchcock, especialmente Psicosis (1960). Su estética combina largos planos secuencia, cámara lenta, uso de pantallas partidas y música envolvente de Pino Donaggio, todo ello al servicio de una historia marcada por la violencia sexual y la identidad fragmentada.

Estrenada en un momento en que el género del terror estaba dominado por los slashers (Halloween, Viernes 13), Vestida para matar ofreció algo distinto: un thriller adulto, estilizado y cargado de erotismo. La crítica se dividió: algunos la consideraron un ejercicio brillante de estilo; otros la acusaron de ser un pastiche vacío y misógino.

Con los años, sin embargo, el film ha sido reivindicado como una de las obras maestras de De Palma, ejemplo de cómo el thriller podía convertirse en arte visual, y puente entre el terror psicológico de Hitchcock y la violencia estilizada del cine de los 80.


Argumento

Angie y su insatisfacción

La película se abre con Kate Miller (Angie Dickinson) en la ducha, en una escena erótica que anticipa la vulnerabilidad de su personaje. Kate es una ama de casa de mediana edad, frustrada en su matrimonio y en su vida sexual. Acude a su psiquiatra, el doctor Robert Elliott (Michael Caine), a quien confiesa sus fantasías y frustraciones. Elliott la escucha con distancia profesional, pero su relación deja entrever tensiones no resueltas.

La aventura fatal

Más tarde, en el Museo Metropolitano de Nueva York, Kate vive un encuentro casi onírico: tras un juego de miradas con un desconocido, se deja seducir y lo acompaña a su casa. La secuencia, larga y casi sin diálogos, es un ejemplo del estilo de De Palma: puro cine visual, cargado de erotismo y suspense.

Tras la relación sexual, Kate descubre en la mesilla pruebas de que el hombre padece una enfermedad venérea. Horrorizada, huye del apartamento.

El asesinato en el ascensor

En el ascensor del edificio, Kate es atacada por una figura rubia, alta, con gabardina y gafas oscuras: una imagen icónica que remite directamente al asesino de los gialli italianos. La mujer misteriosa la apuñala brutalmente con una navaja de afeitar, en una secuencia sangrienta y estilizada que recuerda inevitablemente a la ducha de Psicosis.

El asesinato es presenciado por Liz Blake (Nancy Allen), una prostituta de lujo que, al intentar ayudar, se convierte en testigo y principal sospechosa.

La investigación

El hijo adolescente de Kate, Peter (Keith Gordon), está convencido de la inocencia de Liz y se une a ella para investigar la identidad del asesino. Ambos descubren que la principal sospechosa es Bobbi, una paciente transexual del doctor Elliott, que ha dejado mensajes amenazantes en su consulta.

Elliott, presionado por la policía, se debate entre el deber profesional y el secreto médico. Mientras tanto, Liz es acosada por la misteriosa Bobbi, cuya presencia se convierte en una sombra constante.

El clímax

En un montaje paralelo, Liz y Peter preparan una trampa para descubrir a Bobbi. Finalmente, se revela que el doctor Elliott y Bobbi son la misma persona: el psiquiatra sufre un trastorno de identidad de género y, reprimido por sus deseos, se transforma en la violenta Bobbi para asesinar a las mujeres que lo excitan.

En la escena final, Liz es atacada en una ducha por Bobbi, en un sueño que replica la secuencia inicial, cerrando la película en un círculo de erotismo y violencia.


Recepción y censura

En su estreno, Vestida para matar provocó polémica inmediata:

  • Fue acusada de misoginia por su retrato de mujeres como víctimas sexuales.

  • Fue criticada por colectivos trans por la representación de Bobbi como un asesino “travestido”, perpetuando estereotipos negativos.

  • La MPAA obligó a De Palma a suavizar varias escenas de sexo y violencia para evitar la calificación X.

Pese a ello, la película fue un éxito moderado de taquilla y se consolidó rápidamente como un título de culto en videoclubs y pases televisivos. Con el tiempo, la crítica la ha reevaluado como una de las cumbres del thriller erótico, aunque las polémicas de representación siguen presentes en debates actuales.


Producción y rodaje

  • Director y guionista: Brian De Palma.

  • Presupuesto: 6,5 millones de dólares.

  • Rodaje: Nueva York, con especial protagonismo del Museo Metropolitano y escenarios urbanos reales.

  • Fotografía: Ralf Bode, con fuerte uso de pantallas partidas y cámaras lentas.

  • Música: Pino Donaggio, con una partitura melódica y sensual que contrasta con la violencia en pantalla.

  • Reparto: Angie Dickinson (Kate Miller), Michael Caine (Dr. Robert Elliott / Bobbi), Nancy Allen (Liz Blake), Keith Gordon (Peter Miller), Dennis Franz (detective Marino).


Análisis temático

  • El psicoanálisis como horror: la consulta del psiquiatra se convierte en escenario de represión y violencia.

  • La herencia de Hitchcock: el asesinato de Kate replica la muerte de Marion en Psicosis, pero trasladada al Nueva York moderno.

  • El giallo americano: De Palma toma la estética italiana (asesino con guantes negros, violencia estilizada) y la fusiona con el thriller urbano.

  • La identidad fragmentada: el asesino es literalmente dos personas en una, reflejando el tema de la dualidad sexual y psicológica.

  • Erotismo y violencia: la película vincula deseo y muerte, placer y castigo, en una coreografía tan perturbadora como hipnótica.


Curiosidades

  • Angie Dickinson no rodó íntegramente la famosa escena de la ducha inicial: gran parte fue realizada por una doble de cuerpo.

  • El asesinato en el ascensor requirió semanas de ensayos para coordinar cámara, efectos de sangre y ritmo de montaje.

  • Nancy Allen, que interpreta a Liz, era la pareja sentimental de De Palma en aquel momento.

  • La figura de Bobbi inspiró posteriores representaciones de asesinos disfrazados en el cine de los 80 y 90.


De Palma y Hitchcock

De Palma siempre reconoció a Hitchcock como su gran influencia. Vestida para matar es un homenaje a Psicosis, pero también a Vértigo (la obsesión, la duplicidad). A diferencia de Hitchcock, sin embargo, De Palma pone en primer plano el erotismo gráfico y la violencia explícita, marcando el salto al cine de los 80.


Polémicas y debates

  • La representación de Bobbi ha sido objeto de críticas desde el colectivo trans, que denuncia la perpetuación del arquetipo del “travesti asesino”.

  • Feministas como Pauline Kael señalaron la misoginia latente de la película, que convierte a las mujeres en objeto de deseo y víctimas a la vez.

  • Otros críticos, sin embargo, defienden que De Palma no busca realismo psicológico, sino operar en el terreno del mito y la estilización, como Argento o Bava.


Bibliografía y fuentes

  • Kael, Pauline. Reseñas en The New Yorker (1980).

  • De Palma, Brian. Interviews.

  • McDonagh, Maitland. Broken Mirrors, Broken Minds: The Dark Dreams of Dario Argento (referencias al estilo giallo).

  • Documental De Palma (2015, Noah Baumbach).

  • Ensayos en Film Comment y Sight & Sound.


Conclusión

Vestida para matar es un ejemplo paradigmático de cómo el thriller psicológico puede convertirse en una experiencia estética radical. Lejos de limitarse a imitar a Hitchcock, De Palma crea un universo propio, donde el deseo y la violencia se funden en un espectáculo visual hipnótico.

La película explora el miedo a la sexualidad, a la identidad y al cuerpo, utilizando el artificio del cine como herramienta para perturbar al espectador. Su estética barroca, sus asesinatos coreografiados y su narrativa fragmentada la convierten en un puente entre el cine clásico de Hitchcock y el terror estilizado de Argento.

Si bien las polémicas sobre misoginia y transfobia persisten, lo cierto es que Vestida para matar sigue siendo un film esencial para entender la evolución del terror psicológico en el siglo XX. En la línea de Psicosis y Peeping Tom, es otra muestra de cómo el miedo puede habitar en la mente, el deseo y la represión, tanto como en lo sobrenatural.


LA PELÍCULA EN IMÁGENES




















Ficha técnica

  • Título original: Dressed to Kill

  • Título en España: Vestida para matar

  • Año: 1980

  • País: Estados Unidos

  • Dirección: Brian De Palma

  • Guion: Brian De Palma

  • Fotografía: Ralf Bode

  • Música: Pino Donaggio

  • Montaje: Gerald B. Greenberg

  • Reparto: Angie Dickinson (Kate Miller), Michael Caine (Dr. Robert Elliott / Bobbi), Nancy Allen (Liz Blake), Keith Gordon (Peter Miller), Dennis Franz (Detective Marino)

  • Productora: Filmways Pictures / Cinema 77

  • Duración: 105 min

  • Estreno: julio de 1980 (EE. UU.), octubre de 1981 (España)