EL HOMBRE Y EL MONSTRUO (1931)

La dualidad del alma humana

En 1931, el cine de terror estaba renaciendo. La Universal había desatado el fenómeno con Drácula (Tod Browning) y Frankenstein (James Whale). Paramount, que no quería quedarse atrás, apostó por otra de las grandes novelas fundacionales del género: El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson.

El resultado fue una de las películas más innovadoras y audaces de los años 30. Dirigida por Rouben Mamoulian, un cineasta de origen armenio con gusto por la experimentación, y protagonizada por Fredric March, el film no solo impactó a los espectadores de su época por la violencia y el erotismo implícito, sino que se convirtió en la versión definitiva de Jekyll y Hyde, referencia obligada en todas las adaptaciones posteriores.

Más de 90 años después, El hombre y el monstruo sigue siendo un clásico absoluto, tanto por su audacia visual como por su exploración del lado oscuro del ser humano.


Sinopsis 

El doctor Henry Jekyll, brillante médico londinense, vive entregado a la ciencia y al amor por su prometida, Muriel Carew, hija de un distinguido caballero. Aunque se siente feliz, también percibe las limitaciones morales de la sociedad victoriana, que reprime deseos e instintos naturales.

Convencido de que el hombre encierra dentro de sí una dualidad —bondad y maldad—, Jekyll desarrolla un suero que separa esas dos naturalezas. Al probarlo en sí mismo, se convierte en Edward Hyde, un ser brutal, simiesco, impulsivo y violento, que encarna sus deseos más oscuros.

Como Hyde, conoce a Ivy Pearson, una cantante de cabaret de clase baja, a la que seduce y atormenta en una relación cargada de sadismo. Mientras tanto, como Jekyll, sigue siendo el respetable prometido de Muriel, atrapado entre la luz y la sombra.

Pronto, Jekyll descubre que la transformación en Hyde comienza a producirse de forma involuntaria, incluso sin tomar el suero. El monstruo ha despertado y no quiere ceder terreno. En un ataque de furia, Hyde asesina a Sir Danvers Carew, el padre de Muriel, lo que marca el punto sin retorno.

La policía persigue a Hyde, que logra refugiarse en el laboratorio. Allí, en una última lucha interior, alterna entre sus dos rostros antes de ser abatido. Al morir, su cuerpo revela el rostro atormentado de Jekyll, cerrando su tragedia.


Contexto y producción

Paramount frente a Universal

Mientras Universal dominaba el cine de terror, Paramount quiso diferenciarse con una historia más psicológica. Jekyll y Hyde no mostraba un monstruo externo, sino el desdoblamiento interior del alma humana.

Rouben Mamoulian, un innovador

Mamoulian fue un pionero en el uso de recursos técnicos poco habituales en Hollywood en 1931:

  • Cámara subjetiva: los primeros 10 minutos están rodados desde el punto de vista de Jekyll, adelantándose al lenguaje moderno.

  • Transformaciones en pantalla: el maquillaje de Hyde, combinado con filtros de color e iluminación en blanco y negro, permitió ver la metamorfosis sin cortes de montaje.

  • Montaje dinámico: juegos de disolvencias, dobles exposiciones y planos experimentales.

Un rodaje audaz

La actuación de Miriam Hopkins como Ivy incluía connotaciones sexuales poco habituales para la época, como la escena en la que se insinúa semidesnuda en la cama, seduciendo a Jekyll. Esto generó polémica y llevó a que muchas copias se recortaran tras la implantación del Código Hays en 1934.


Estilo visual y narrativo

  • El expresionismo alemán como influencia: sombras alargadas, encuadres distorsionados y un Londres gótico.

  • El maquillaje de Hyde: simiesco y animal, evocaba lo primitivo y lo reprimido. A diferencia de versiones posteriores más estilizadas, aquí Hyde es auténticamente monstruoso.

  • Erotismo y violencia: escenas con Ivy mostraban a Hyde como depredador sexual, un aspecto casi prohibido en Hollywood de los años 30.


Personajes y actuaciones

  • Fredric March (Jekyll/Hyde): su actuación le valió el Óscar. Alterna ternura y monstruosidad con una intensidad pocas veces vista en la época.

  • Miriam Hopkins (Ivy): la gran revelación del film. Su vulnerabilidad y sensualidad marcan las escenas más osadas del pre-Code.

  • Rose Hobart (Muriel): símbolo de la mujer “pura”, en contraste con Ivy.

  • Holmes Herbert (Lanyon) y Donald Crisp (Sir Danvers): representantes del orden moral que se derrumba ante Hyde.


Temas y simbolismo

  • La dualidad del ser humano: Jekyll representa la razón y la moral; Hyde, los instintos reprimidos.

  • Crítica a la hipocresía victoriana: la sociedad que adora a Jekyll pero condena a Hyde es la misma que obliga a ocultar los deseos humanos.

  • El deseo sexual reprimido: la relación con Ivy es el verdadero motor de Hyde.

  • La ciencia como transgresión: la búsqueda de conocimiento lleva al desastre.


Recepción y censura

En su estreno, fue aclamada por la crítica, que alabó la audacia de Mamoulian y la interpretación de Fredric March. Sin embargo, tras la implantación del Código Hays, muchas escenas se censuraron, y durante años la versión íntegra estuvo perdida.

En 1941, la MGM produjo su propia versión con Spencer Tracy y retiró de circulación la de 1931, lo que aumentó su rareza. No fue hasta la restauración en los 60 cuando pudo volver a apreciarse en su integridad.


Legado e influencia

  • Considerada la mejor adaptación cinematográfica de la novela de Stevenson.

  • Influyó en todas las posteriores versiones de Jekyll y Hyde, así como en el cine de monstruos y dobles personalidades.

  • Marcó un hito en el uso de maquillaje y efectos de transformación.

  • Inspiró directamente a películas sobre la lucha interior, desde El increíble Hulk hasta Fight Club.


El hombre y el monstruo (1931) es una obra clave del cine de terror psicológico y del Hollywood clásico. Rouben Mamoulian combinó innovación técnica, audacia narrativa y una interpretación magistral de Fredric March para crear una película que explora el lado más oscuro del ser humano.

Más allá de su época, sigue siendo la versión más fiel y poderosa del mito de Jekyll y Hyde, y un recordatorio de que, en última instancia, el monstruo siempre está dentro de nosotros.


LA PELÍCULA EN IMÁGENES

























Ficha técnica 

Título original: Dr. Jekyll and Mr. Hyde
Título en español: El hombre y el monstruo
Año de estreno: 1931
País: Estados Unidos
Idioma original: Inglés
Duración: 98 minutos
Formato: Blanco y negro, 35 mm
Clasificación: Solo para adultos en su estreno (pre-Code)

Producción

  • Estudio: Paramount Pictures

  • Productores: Adolph Zukor (ejecutivo), Monta Bell (asociado)

  • Presupuesto: unos 535.000 dólares

  • Recaudación: alrededor de 1,25 millones (éxito moderado, consolidado tras los Óscar)

Equipo creativo

  • Director: Rouben Mamoulian

  • Guion: Samuel Hoffenstein y Percy Heath, basado en la novela The Strange Case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde (1886) de Robert Louis Stevenson y en la obra teatral de Thomas Russell Sullivan (1887)

  • Fotografía: Karl Struss (ganador del Óscar por Amanecer, 1927)

  • Montaje: William Shea

  • Música: William Axt (adaptaciones de temas clásicos, como Tocata y fuga de Bach)

  • Dirección artística: Hans Dreier, Anton Grot

  • Maquillaje: Wally Westmore (creador del rostro de Hyde)

Reparto completo

  • Fredric March – Dr. Henry Jekyll / Mr. Edward Hyde

  • Miriam Hopkins – Ivy Pearson

  • Rose Hobart – Muriel Carew

  • Holmes Herbert – Dr. Lanyon

  • Halliwell Hobbes – Poole (mayordomo)

  • Donald Crisp – Sir Danvers Carew

  • Edgar Norton – Utterson

  • Tempe Pigott – Landlady

Estreno y premios

  • Estreno: 30 de diciembre de 1931 en Nueva York

  • Premios Óscar:

    • Ganó: Mejor Actor (Fredric March, empatado con Wallace Beery por The Champ)

    • Nominada: Mejor Fotografía, Mejor Guion Adaptado

  • Otros reconocimientos: considerada la mejor adaptación de la novela hasta la fecha; incluida en listas de los grandes clásicos del terror psicológico.