EL GÓLEM (1920)
La criatura que anticipó a Frankenstein
El Golem es una de las películas fundacionales del cine fantástico. Dirigida y protagonizada por Paul Wegener, figura clave del cine alemán de los años veinte, esta obra se inspira en la leyenda judía del rabino Löw de Praga, quien creó un ser de barro para defender a su pueblo.
La cinta es la tercera incursión de Wegener en el mito (tras El Golem de 1915 y El Golem y la bailarina de 1917, hoy desaparecidas). Es la única versión completa que se conserva, y se ha convertido en un hito del expresionismo alemán, comparable en importancia a El gabinete del doctor Caligari (1920) o Fausto (1926).
Sinopsis
En la Praga del siglo XVI, los judíos son perseguidos y amenazados con la expulsión por el emperador Rodolfo II. El rabino Judah Löw, sabio y místico, invoca las artes cabalísticas para crear una figura protectora: un Golem, ser gigantesco hecho de arcilla.
Gracias a un amuleto mágico (la Shem, con el nombre secreto de Dios), el Golem cobra vida. Bajo las órdenes de Löw, defiende al gueto judío y salva a su pueblo de la opresión.
Pero la criatura, una vez animada, desarrolla voluntad propia. Enamorado de Miriam, la hija del rabino, y desencadenado por los celos y la manipulación del ayudante, el Golem se rebela contra su creador. Su fuerza devastadora siembra el caos en Praga hasta que un giro poético y simbólico lo detiene: una niña inocente, jugando, retira el amuleto que le da vida, y el gigante vuelve a ser barro inerte.
El expresionismo alemán en su auge
Estrenada el mismo año que El gabinete del doctor Caligari, El Golem comparte con ella la estética expresionista: decorados distorsionados, atmósfera opresiva y un mundo visual donde lo real y lo onírico se confunden.
Hans Poelzig y los decorados
El arquitecto Hans Poelzig diseñó la ciudad de Praga como un espacio curvo, retorcido, con casas inclinadas y muros desproporcionados. El resultado es uno de los universos visuales más memorables del cine mudo, a medio camino entre lo medieval y lo fantástico.
Paul Wegener, el actor-creador
Wegener ya había encarnado al Golem en 1915, pero en esta versión definitiva perfeccionó la caracterización: un cuerpo macizo, gesto pétreo y mirada perdida que lo convierten en precursor de los monstruos trágicos de Universal (Frankenstein, especialmente).
Karl Freund, el maestro de la cámara
El director de fotografía Karl Freund, que años después rodaría Metrópolis (1927) y emigraría a Hollywood para filmar Drácula (1931), aportó aquí un uso innovador de movimientos de cámara y juegos de luz que aumentan la sensación de pesadilla.
Lecturas y simbolismo
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Mito judío y antisemitismo: la película refleja la tensión entre un pueblo perseguido y el poder imperial. El Golem es protector, pero también amenaza: la dualidad de usar la fuerza para sobrevivir.
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El científico creador: el rabino Löw anticipa al doctor Frankenstein: un sabio que crea vida y pierde el control sobre ella.
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El monstruo trágico: como en Frankenstein, el Golem es inocente en origen, pero condenado por su propia naturaleza y por la ambición de los hombres.
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Expresionismo visual: los decorados deformados no son realistas: son metáforas del miedo, la opresión y la deformidad interior de la sociedad.
Escenas clave
Curiosidades
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Fue restaurada varias veces; la versión más completa se presentó en 2003, con tintados originales y música nueva.
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La influencia visual de Hans Poelzig inspiró a arquitectos y diseñadores durante décadas.
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Paul Wegener interpretó al Golem en tres películas, pero solo esta versión ha sobrevivido íntegra.
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El maquillaje y la caracterización anticipan directamente al Frankenstein de Boris Karloff (1931).
Legado e influencia
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Considerada junto a Caligari y Metrópolis como una de las cumbres del cine expresionista.
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Precedente directo del monstruo trágico de la Universal: Frankenstein bebe de este mito.
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Obra clave en la representación cinematográfica de leyendas judías, con gran impacto en la cultura posterior.
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Su imaginería ha sido homenajeada en cómics, novelas gráficas y películas modernas.
El Golem es mucho más que una curiosidad del cine mudo: es una de las piedras angulares del cine fantástico. Con su estética expresionista, su trasfondo mítico y su criatura trágica, anticipa la figura del monstruo incomprendido que dominaría el cine de terror en los años 30.
En la sonrisa petrificada de su rostro y en las calles deformadas de Praga late la esencia de un género que supo transformar los miedos colectivos en imágenes inmortales.
LA PELÍCULA EN IMÁGENES