LA CAÍDA DE LA CASA USHER (1928)
Poesía visual de lo macabro
En 1928, el cine europeo vivía uno de sus momentos de mayor experimentación formal. El impresionismo francés, heredero de las vanguardias pictóricas y literarias, buscaba un lenguaje cinematográfico que trasladara al espectador la experiencia interior, los estados de ánimo y lo inefable. En este contexto surge La caída de la Casa Usher, dirigida por Jean Epstein, cineasta y teórico que defendía un cine de poesía y sugestión.
Basada libremente en el relato homónimo de Edgar Allan Poe (1839), la película es uno de los intentos más audaces de trasladar la literatura gótica al cine mudo. Epstein construyó un film que combina lo narrativo con lo experimental, convirtiéndose en una obra de culto que anticipa la influencia del surrealismo, del simbolismo y del cine fantástico posterior.
La obra fue recibida en su tiempo con desconcierto, pero con los años ha sido revalorizada como uno de los títulos esenciales del cine mudo europeo. Es tanto una adaptación poética de Poe como un laboratorio visual donde la imagen se convierte en un estado de ánimo.
Argumento
La historia sigue a Roderick Usher (Jean Debucourt), un artista obsesionado con la pintura de su esposa, Madeline Usher (Marguerite Gance). Roderick vive con ella en la mansión familiar, un espacio lúgubre y decadente que parece condenado a la ruina.
El protagonista pasa horas retratando a Madeline, convencido de que su belleza solo puede preservarse en la pintura. La obsesión se convierte en delirio, y la salud de la mujer comienza a decaer, consumida por la fijación enfermiza de su esposo.
Cuando Madeline muere, Roderick queda devastado. Sin embargo, lo sobrenatural se impone: Madeline regresa de la tumba, y su resurrección coincide con el derrumbe de la mansión, que se hunde como símbolo de la destrucción de una estirpe y de una obsesión que ha devorado a sus protagonistas.
Producción
Jean Epstein, figura clave del impresionismo cinematográfico francés, abordó el proyecto con el objetivo de crear una “traducción visual” de Poe. Contó con la colaboración del poeta surrealista Luis Buñuel, quien trabajó como ayudante de dirección hasta que las tensiones artísticas lo apartaron del proyecto.
La película se rodó en Francia, con un equipo que incluía a Marguerite Gance, esposa del cineasta Abel Gance, en el papel de Madeline. Epstein diseñó el film no como una adaptación fiel del cuento de Poe, sino como una recreación del espíritu poético, del ambiente onírico y de la sugestión fantástica.
El rodaje incluyó innovaciones técnicas notables: uso de sobreimpresiones, ralentizados, deformaciones ópticas, filtros, y composiciones pictóricas que dotaban a la imagen de una cualidad hipnótica. Estas técnicas buscaban representar lo que Epstein llamaba la “fotogenia”: la capacidad del cine de revelar lo invisible.
En su estreno, la película dividió a la crítica. Algunos la consideraron un exceso experimental que oscurecía la narrativa, mientras que otros la celebraron como una obra de vanguardia.
Estilo y análisis
La caída de la Casa Usher es una obra donde lo narrativo cede terreno a lo atmosférico y lo visual. Epstein se interesa menos por contar los hechos y más por transmitir el delirio, la obsesión y la decadencia.
La fotografía, marcada por encuadres extraños y movimientos fluidos de cámara, transmite la inestabilidad del mundo representado. El uso de la cámara lenta y las sobreimpresiones sugiere lo fantasmagórico y lo irreal, como si estuviéramos asistiendo a un sueño febril.
La mansión Usher se convierte en un personaje más: paredes que respiran, cortinas agitadas como espectros, reflejos líquidos que distorsionan la realidad. La naturaleza misma parece estar enferma, en sintonía con la decadencia de la familia.
En lo temático, la película aborda la obsesión del arte como vampirismo: Roderick intenta preservar la belleza de Madeline en la pintura, pero al hacerlo la consume. El regreso de Madeline desde la tumba puede leerse como venganza, como justicia poética o como culminación de un delirio que se materializa.
El film se inscribe en la tradición del cine impresionista francés, junto a obras de Germaine Dulac o Marcel L’Herbier, pero con un pie en el expresionismo alemán y su estética de sombras y espacios opresivos. También anticipa la sensibilidad surrealista, que hallaría en Buñuel un eco directo.
Recepción y legado
En 1928, la película fue recibida con frialdad, en parte porque el público esperaba una narración clara y no un poema visual. Sin embargo, con el paso del tiempo, críticos y cineastas la han revalorizado como una pieza clave de la vanguardia cinematográfica.
Hoy se considera una de las mejores adaptaciones de Poe, no por su fidelidad argumental, sino por capturar su espíritu: la obsesión, el delirio, lo gótico y lo sobrenatural. La influencia de Epstein se deja sentir en cineastas posteriores como Buñuel, Cocteau o incluso Dreyer en Vampyr (1932), con la que comparte una atmósfera onírica.
La película fue restaurada en varias ocasiones, y en la actualidad circula en ediciones cuidadas que permiten apreciar la riqueza de su fotografía y de sus experimentos visuales.
Curiosidades
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Luis Buñuel participó como ayudante de dirección y guionista, pero abandonó el rodaje por desavenencias artísticas con Epstein.
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Epstein empleó técnicas experimentales como el ralentí, las sobreimpresiones y las deformaciones ópticas para crear un ambiente irreal.
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Marguerite Gance, esposa del director Abel Gance, interpretó a Madeline, lo que añadió un aire de prestigio artístico a la producción.
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El film circuló con diferentes versiones y duraciones debido a cortes de distribución, lo que dificultó su recepción internacional.
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La película fue admirada por los surrealistas, que vieron en ella un antecedente de su estética onírica.
Conclusión
La caída de la Casa Usher es una obra que desborda los límites del cine narrativo convencional. Epstein supo convertir el relato de Poe en un poema visual donde lo que importa no es la acción, sino el clima, la sensación, la atmósfera de delirio.
La película demuestra que el cine puede ser tanto literatura como pintura, tanto relato como experiencia sensorial. El espectador es arrastrado a un mundo en el que la obsesión artística se confunde con la locura, y donde lo sobrenatural se impone no como efecto especial, sino como resultado de la propia mirada.
Más que una adaptación de Poe, la película es un homenaje a su espíritu: el terror de lo intangible, la belleza en la decadencia, el peso de una casa que se convierte en tumba. Su carácter experimental la convierte en una obra exigente, pero también en una joya del cine mudo europeo, una rareza que conserva intacto su poder de sugestión.
En un tiempo donde el cine buscaba conquistar el sonido, Epstein ofreció una sinfonía visual que sigue fascinando por su modernidad. La caída de la Casa Usher nos recuerda que el verdadero horror no siempre está en lo que se ve, sino en la atmósfera que nos rodea, en la poesía oscura que convierte una mansión en un alma condenada.
Bibliografía y fuentes
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Poe, Edgar Allan. The Fall of the House of Usher (1839).
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Epstein, Jean. Écrits sur le cinéma (1921-1953).
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Buñuel, Luis. Mi último suspiro (1982).
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Abel, Richard. French Cinema: The First Wave, 1915-1929 (1984).
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Sadoul, Georges. Histoire générale du cinéma, vol. 2: Le cinéma des années vingt (1949).
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Archivos de la Cinémathèque Française y ediciones restauradas de La Chute de la Maison Usher.
LA PELÍCULA EN IMÁGENES
Ficha técnica
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Título en español: La caída de la Casa Usher
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Título original: La Chute de la maison Usher
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Año de estreno: 1928
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País: Francia
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Director: Jean Epstein
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Guion: Jean Epstein, adaptado de La caída de la Casa Usher y El retrato oval de Edgar Allan Poe
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Producción: Films Albatros
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Fotografía: Georges Lucas
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Duración: 63 min aprox.
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Reparto principal:
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Jean Debucourt (Roderick Usher)
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Marguerite Gance (Madeleine Usher)
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Charles Lamy (el visitante)
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Fournez-Goffard (sirviente)
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