EL HOMBRE INVISIBLE (1933)
El terror de lo que no se ve
En noviembre de 1933, Universal estrenó una película insólita. Un extraño huésped, envuelto en vendas y gafas oscuras, llegaba a una posada inglesa en plena ventisca. Bajo ese aspecto se ocultaba un científico que había descubierto la fórmula para hacerse invisible… y había perdido la cordura en el proceso. Así nació The Invisible Man, dirigida por James Whale, el mismo genio que había revolucionado el género con Frankenstein (1931).
Con su mezcla de ciencia ficción y sátira, el film fue un éxito inmediato y convirtió al debutante Claude Rains en estrella, a pesar de que su rostro aparece en pantalla solo unos segundos.
Universal y la ciencia como monstruo
Tras el impacto de Drácula y Frankenstein (1931), Universal buscaba ampliar su galería de terrores. La elección de adaptar la novela de H.G. Wells no fue casual: el cine sonoro estaba en auge y la ciencia ficción ofrecía un terreno fértil.
La idea de un hombre invisible conectaba con los miedos de la época:
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El poder descontrolado de la ciencia.
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La deshumanización del individuo.
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El auge de regímenes totalitarios en Europa (Wells había escrito su novela como advertencia contra el poder absoluto).
Con James Whale al mando, la película se convirtió en un híbrido entre terror y sátira social.
Claude Rains: un rostro en la voz
El papel del doctor Jack Griffin fue ofrecido inicialmente a Boris Karloff, pero lo rechazó por las largas horas de rodaje y las limitaciones del papel (casi sin rostro en pantalla). Tras varios descartes, Universal se arriesgó con Claude Rains, un actor británico con experiencia teatral pero casi desconocido en Hollywood.
Su voz profunda, elegante y modulada fue decisiva: aunque su cuerpo permanecía oculto bajo vendas o invisibilizado mediante efectos, la voz de Rains daba vida al personaje. La ironía, el sarcasmo y la locura de Griffin se transmiten únicamente a través del tono, lo que convirtió a Rains en estrella.
James Whale: humor negro y terror científico
Whale era un director que no concebía el terror sin ironía. Al igual que en Frankenstein, dotó a El hombre invisible de una atmósfera gótica pero también de momentos cómicos y grotescos.
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La posada inglesa, con campesinos supersticiosos, recuerda al costumbrismo británico.
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La presencia de Una O’Connor, actriz cómica, refuerza el tono de sátira en contraste con la amenaza real de Griffin.
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Whale construye al personaje como un científico arrogante cuyo poder absoluto lo conduce inevitablemente a la tiranía y la locura.
Los efectos especiales: invisibilidad en 1933
El gran atractivo de la película fueron sus efectos especiales revolucionarios. A cargo de John P. Fulton, consistían en:
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Rodar a Claude Rains con un traje negro ajustado en un fondo negro (técnica de matte).
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Superponer la imagen en laboratorio óptico para borrar su silueta.
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Escenas como el abrigo caminando solo, los pantalones flotando o la bicicleta en movimiento siguen sorprendiendo por su ingenio artesanal.
El momento más impactante era la retirada de vendas, en la que el público veía literalmente cómo desaparecía el rostro.
Estos efectos le dieron a Fulton prestigio en Hollywood: más tarde trabajaría en Los pájaros (1963) de Hitchcock.
Escenas memorables
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La llegada a la posada: Griffin, cubierto de vendas y gafas, pide una habitación y se encierra a trabajar. La atmósfera de misterio es absoluta.
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El experimento: Griffin revela a su prometida Flora que la invisibilidad es irreversible, y que usará su poder para dominar el mundo.
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La locura desatada: su risa mientras descarrila un tren entero es uno de los momentos más escalofriantes del cine de los 30.
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La persecución final: acorralado en un granero, la nieve revela sus huellas invisibles hasta que es abatido por la policía.
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La muerte: en el hospital, el cuerpo de Griffin vuelve a ser visible, y se ve por primera vez el rostro de Claude Rains.
Recepción en 1933
La película fue un éxito comercial y crítico, alabada por sus efectos especiales y por la atmósfera lograda por Whale. El público quedó fascinado por el “truco” de la invisibilidad.
Claude Rains, hasta entonces desconocido, se convirtió en actor de prestigio. Más tarde brillaría en Casablanca (1942) y Lawrence de Arabia (1962), pero siempre recordado como el Hombre Invisible.
Lecturas simbólicas
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El poder absoluto: Griffin es un científico que se siente superior y termina siendo víctima de su propia arrogancia.
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La deshumanización: al volverse invisible, también pierde su humanidad y se convierte en pura voz y violencia.
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La amenaza fascista: en plena ascensión de Hitler, algunos críticos han visto en Griffin la alegoría del líder invisible que manipula masas.
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Individualismo extremo: el personaje encarna la tentación de romper todas las normas sociales en nombre de la ciencia y la libertad.
Secuelas y legado
Universal explotó el éxito con varias secuelas:
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The Invisible Man Returns (1940), con Vincent Price.
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The Invisible Woman (1940), en clave de comedia.
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Invisible Agent (1942), ambientada en la Segunda Guerra Mundial.
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The Invisible Man’s Revenge (1944).
Aunque ninguna igualó el original, consolidaron al Hombre Invisible como uno de los monstruos de Universal.
En 2020, Leigh Whannell dirigió una nueva versión (The Invisible Man) producida por Blumhouse, que reimaginó la historia como un thriller psicológico sobre abuso y control.
Legado
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Un clásico absoluto de la ciencia ficción de los 30.
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Una de las mejores adaptaciones de H.G. Wells, aunque con cambios significativos.
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Efectos pioneros que aún hoy impresionan.
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Situó a Claude Rains como una de las grandes voces del cine.
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Reafirmó a James Whale como maestro del terror con estilo propio.
Fuentes y bibliografía básica
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Skal, David J.: The Monster Show. A Cultural History of Horror (1993).
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Clarens, Carlos: An Illustrated History of the Horror Film (1967).
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BFI (British Film Institute), ficha crítica de The Invisible Man.
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Entrevistas retrospectivas a John P. Fulton sobre efectos especiales.
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Universal Pictures: archivo de restauraciones.
El hombre invisible (1933) no es solo un espectáculo técnico: es una reflexión sobre el poder, la ambición y la soledad. Griffin es quizá el más humano de los monstruos de Universal, porque su maldad no viene de una maldición sobrenatural, sino de su propia soberbia.
Ficha técnica
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Título original: The Invisible Man
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Año: 1933
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País: Estados Unidos
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Director: James Whale
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Productor: Universal Pictures (Carl Laemmle Jr.)
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Guion: R.C. Sherriff, a partir de la novela The Invisible Man (H.G. Wells, 1897)
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Fotografía: Arthur Edeson
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Música: Heinz Roemheld (partitura añadida en ediciones posteriores; la original carecía de score continuo)
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Efectos especiales: John P. Fulton, John Hench, Fred Sersen
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Maquillaje y diseño de vestuario: Jack Pierce y equipo de Universal
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Reparto: Claude Rains (Dr. Jack Griffin / El Hombre Invisible), Gloria Stuart (Flora Cranley), William Harrigan (Dr. Kemp), Henry Travers (Dr. Cranley), Una O’Connor (Sra. Hall), E.E. Clive (Constable Jaffers)
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Duración: 71 minutos
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Estreno: 13 de noviembre de 1933 (EE. UU.)