VAMPYR (1932)
Estrenada en 1932, fue incomprendida por el público de la época, que esperaba una historia de vampiros más convencional al estilo de Drácula (1931). En cambio, Dreyer ofreció una experiencia sensorial, casi abstracta, donde el miedo nace de lo inexplicable, lo velado y lo intangible.
Hoy, Vampyr se considera una obra maestra del cine fantástico europeo, una pieza única que mezcla el expresionismo con el simbolismo y el surrealismo.
Sinopsis
El joven Allan Gray, estudioso de lo oculto, llega a una aldea aislada en Francia. Se hospeda en una posada y pronto se ve envuelto en un misterio sobrenatural: en un castillo cercano, una de las hijas del dueño, Léone, está gravemente enferma, como si estuviera bajo un hechizo.
Durante la noche, Allan vive una serie de visiones extrañas: una sombra sin cuerpo, una figura esquelética que toca el violín, un hombre sin rostro que lee un libro sobre vampiros.
Allan descubre que una vampira ancestral, Marguerite Chopin, ronda la aldea y ha sometido a Léone. Con la ayuda de un anciano guardés y un libro antiguo, Allan intenta salvar a la muchacha.
En uno de los momentos más célebres del cine de terror, Allan sueña (¿o vive realmente?) su propio entierro: su alma sale del cuerpo, la cámara adopta el punto de vista del muerto dentro del ataúd y lo acompaña hasta la tumba.
Finalmente, la vampira es destruida y Léone liberada. Allan y Giséle, la otra hija del castillo, huyen de la aldea mientras la niebla lo envuelve todo, dejando al espectador en una ambigüedad total: ¿qué ha ocurrido realmente y qué ha sido un sueño?
Contexto y producción
Carl Theodor Dreyer, un místico del cine
Dreyer era conocido por películas como La pasión de Juana de Arco (1928), donde exploraba el alma humana y el sufrimiento espiritual. En Vampyr, aplicó esa misma mirada introspectiva al género de terror.
Rodaje multilingüe
Fue rodada en alemán, francés e inglés, con actores no profesionales, incluido el aristócrata Julian West (seudónimo de Nicolas de Gunzburg), que financió parte del proyecto.
Estética de ensoñación
La fotografía de Rudolph Maté es uno de los grandes logros del film: imágenes veladas, difusas, iluminadas como en un sueño. La cámara flota, atraviesa paredes, muestra sombras que no corresponden a los cuerpos, todo contribuye a un clima de irrealidad.
Lecturas y simbolismo
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El vampirismo como metáfora: más que una historia de horror físico, el film explora la idea del alma atrapada, del cuerpo sin voluntad.
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Sueño y realidad: la estructura narrativa rompe con lo lógico. Muchas secuencias no tienen explicación clara y parecen transcurrir en el subconsciente.
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Influencia simbolista: el uso de la niebla, la luz difusa, las sombras y los objetos extraños remite a la pintura simbolista y al surrealismo.
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El mal como presencia etérea: Marguerite Chopin casi no aparece físicamente. Su poder está en la atmósfera, en lo que no se ve.
Escenas clave
La sombra sin cuerpo
Allan ve cómo una sombra camina sola por la pared. Uno de los momentos más inquietantes del film, que rompe las leyes de la física y sugiere lo sobrenatural de forma poética.
La lectura del libro de vampiros
Un recurso narrativo brillante: mientras Allan lee, vemos ilustraciones y textos que se mezclan con las imágenes reales. El libro se convierte en guía visual del espectador.
El entierro subjetivo
La cámara adopta el punto de vista de Allan dentro del ataúd: vemos el mundo desde la tumba, una experiencia única y perturbadora.
La muerte del doctor
El ayudante humano de la vampira muere aplastado por harina en un molino, en una escena que combina lo poético con lo grotesco.
Curiosidades
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La vampira Marguerite Chopin se inspira en leyendas centroeuropeas anteriores a Drácula, especialmente Carmilla de Sheridan Le Fanu.
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La voz de los actores fue doblada: el sonido directo todavía era rudimentario y Dreyer prefería rodar en silencio.
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El estilo visual de Vampyr influyó en Ingmar Bergman, David Lynch y muchos cineastas posteriores interesados en el cine onírico.
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El film fue un fracaso en su estreno, pero su prestigio creció con las décadas, gracias a críticos y cineastas que lo redescubrieron.
Legado e influencia
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Considerada una de las películas más extrañas y bellas del cine de terror.
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Su atmósfera ha influido en el cine de autor, desde Tarkovski hasta Lars von Trier.
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Es una obra clave para entender el paso del expresionismo al simbolismo en el cine europeo.
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Junto a Nosferatu, es una de las primeras películas que tratan el vampirismo como experiencia espiritual más que física.
Vampyr es una experiencia cinematográfica única: más que una historia de vampiros, es un poema visual sobre el miedo, la muerte y la pérdida de identidad. Dreyer llevó el terror al terreno del alma, creando una obra que desconcierta, fascina y perturba al mismo tiempo.
A más de 90 años de su estreno, sigue siendo un film moderno, inclasificable y profundamente hipnótico. Una joya indispensable para cualquier amante del cine de terror clásico y del arte cinematográfico.
LA PELÍCULA EN IMÁGENES
Ficha técnica
Título original: Vampyr – Der Traum des Allan Gray
Título en español: Vampyr
Año de estreno: 1932
País: Alemania / Francia
Productora: Tobis Film / Société Générale de Films
Director: Carl Theodor Dreyer
Guion: Carl Theodor Dreyer, Christen Jul, basado libremente en los cuentos de Sheridan Le Fanu (Carmilla, In a Glass Darkly)
Fotografía: Rudolph Maté
Música: Wolfgang Zeller
Duración: 73 minutos (aprox., según versión restaurada)
Estreno: 6 de mayo de 1932 (Alemania)
Reparto principal
Nicolas de Gunzburg (como Julian West) – Allan Gray
Maurice Schutz – El viejo señor del castillo
Rena Mandel – Gisèle
Sybille Schmitz – Léone
Jan Hieronimko – El doctor / vampiro
Henriette Gérard – La sirvienta del castillo