LA COSA (1982)

La desconfianza tiene mil formas

En 1982 John Carpenter estrenaba The Thing, titulada en España La Cosa. Lejos de ser un simple remake de The Thing from Another World (1951), se trataba de una revisión mucho más fiel a la novela corta Who Goes There? de John W. Campbell Jr., publicada en 1938. La película pasó casi desapercibida en su momento, recibida con críticas muy duras y un público que parecía inclinarse por el optimismo de E.T. El extraterrestre, estrenada apenas unas semanas antes. Sin embargo, con el tiempo La Cosa se transformó en una de las obras maestras indiscutibles del cine de terror y ciencia ficción, referencia obligada de la cultura popular y ejemplo supremo de cómo combinar atmósfera, paranoia y efectos especiales prácticos de manera magistral.

La propuesta de Carpenter fue radical en su momento: un grupo de hombres atrapados en una base de investigación en la Antártida descubren que un organismo alienígena, capaz de imitar a cualquier ser vivo, los acecha desde dentro. No hay escapatoria, no hay confianza posible. La amenaza puede ser cualquiera de ellos. Ese concepto, que mezcla ciencia ficción con horror corporal, convirtió a La Cosa en una de las películas más inquietantes de su época. Hoy se considera, junto a Alien (1979) y El exorcista (1973), una de las grandes cumbres del terror moderno.


Argumento

La historia comienza con un helicóptero noruego que persigue a un perro en mitad de la nieve antártica. El animal logra refugiarse en la base estadounidense U.S. Outpost 31, donde los investigadores norteamericanos lo acogen sin saber que es portador de un ente alienígena. Tras el tiroteo inicial en el que mueren los noruegos, los estadounidenses acuden al campamento destruido de sus colegas y encuentran restos inquietantes: cadáveres deformes, contorsionados, masas amorfas de carne carbonizada.

El perro es encerrado con otros animales, y en una de las escenas más impactantes del cine de terror de los 80, se transforma en una criatura indescriptible que asimila a sus compañeros. Los científicos comprenden la magnitud de la amenaza: un organismo que puede copiar a la perfección a cualquier ser vivo. El doctor Blair calcula que, de llegar al mundo exterior, toda la humanidad estaría perdida en cuestión de años.

La desconfianza se instala entre los hombres de la base. Cualquiera puede ser “la cosa”. El comandante Garry pierde la autoridad, y MacReady (Kurt Russell) asume el liderazgo en medio de crecientes sospechas. El famoso “test de sangre” —en el que cada muestra es expuesta al calor de un hierro candente— revela la presencia del ente de forma brutal, desatando la violencia y la paranoia.

El clímax llega cuando la base queda destruida y apenas sobreviven MacReady y Childs. Sentados frente a frente en la nieve, agotados, conscientes de que cualquiera de los dos puede ser el monstruo, deciden esperar… mientras el fuego consume el campamento. La película se cierra en una de las conclusiones más ambiguas y nihilistas de la historia del cine.


Producción

Tras el éxito de Halloween (1978) y Escape from New York (1981), John Carpenter se había convertido en uno de los directores de género más prometedores de Hollywood. Universal le encargó esta revisión de la novela de Campbell con la intención de modernizar el clásico de 1951. Carpenter aceptó con entusiasmo, pero quiso alejarse del tono “optimista” del film original para adentrarse en un terreno mucho más oscuro y fiel a la fuente literaria.

El guion corrió a cargo de Bill Lancaster, que condensó el relato en un entorno cerrado y enfatizó la paranoia. El rodaje se llevó a cabo principalmente en estudios de Los Ángeles para las escenas interiores, mientras que los exteriores nevados se filmaron en la Columbia Británica (Canadá), donde se construyó un set completo que luego fue incendiado para el clímax final.

El gran protagonista de la producción fue Rob Bottin, responsable de los efectos especiales. Con apenas 22 años, Bottin diseñó y ejecutó criaturas de una complejidad nunca vista: torsos que se abrían en fauces, cabezas que se desprendían y crecían patas de araña, perros que se convertían en masas informes. Su trabajo, artesanal y visceral, llevó su cuerpo al límite: terminó hospitalizado por agotamiento y neumonía tras meses de dedicación sin descanso. Stan Winston, maestro de efectos de Aliens y Depredador, colaboró puntualmente para completar la escena del perro.

La música fue compuesta por Ennio Morricone, que entregó partituras electrónicas minimalistas, distintas a su estilo habitual pero en perfecta sintonía con el tono asfixiante de Carpenter. Curiosamente, Carpenter apenas utilizó parte de esas composiciones y completó con sus propios sintetizadores algunos pasajes.


Estilo y análisis

La Cosa es, ante todo, una película sobre la desconfianza absoluta. La criatura funciona como metáfora del miedo a “lo otro” y a la traición desde dentro. En plena Guerra Fría, la idea de un enemigo invisible que puede adoptar cualquier rostro encajaba perfectamente en el clima de paranoia. Décadas más tarde, críticos también han visto paralelismos con el miedo al sida y a la infección oculta.

El aislamiento de la Antártida acentúa la sensación de que no hay escapatoria posible: no hay ayuda externa, no hay futuro. Carpenter filma con un ritmo contenido, alternando explosiones de violencia con largos silencios y miradas cargadas de sospecha. El espectador nunca sabe en quién confiar.

En lo visual, Bottin crea un catálogo de horrores biomecánicos que combinan lo grotesco y lo fascinante. A diferencia de los monstruos clásicos con formas definidas, La Cosa carece de un aspecto único: puede ser cualquier cosa, desde un perro deforme hasta un híbrido indescriptible de órganos y extremidades. Esa indefinición la convierte en uno de los monstruos más aterradores jamás concebidos.

El film mezcla géneros con habilidad: es un western de asedio (un grupo cercado en un fuerte), una historia de terror gótico (el monstruo como invasión del cuerpo) y una ciencia ficción pesimista. Su final abierto resume la esencia del relato: el miedo no desaparece, solo queda la duda eterna.


Recepción y legado

En 1982, el estreno de La Cosa fue un fracaso tanto crítico como comercial. Coincidió en taquilla con E.T. El extraterrestre de Spielberg, cuyo alienígena bondadoso contrastaba brutalmente con el nihilismo de Carpenter. Muchos críticos la tacharon de repulsiva, excesivamente sangrienta y sin alma. Carpenter, herido por el rechazo, tardó años en reponerse.

Sin embargo, el tiempo jugó a su favor. En los años 90, con la llegada del VHS y el DVD, La Cosa fue revalorizada por críticos y espectadores como una obra maestra incomprendida en su tiempo. Hoy está considerada la cumbre del cine de Carpenter y un referente del terror de los 80.

Su influencia es enorme: desde películas como The Faculty (1998) o The Mist (2007) hasta videojuegos como Dead Space o The Thing (2002). En 2011 se estrenó una precuela, también titulada The Thing, que intentaba conectar con los eventos de la base noruega; aunque interesante en lo visual, no alcanzó la fuerza de la obra original.


Curiosidades

  • John Carpenter prestó su voz al ordenador de ajedrez que derrota a MacReady en una de las primeras escenas.

  • Rob Bottin, agotado por el rodaje, tuvo que ser ingresado en el hospital al terminar.

  • Carpenter rodó un final alternativo en el que se confirmaba que MacReady había sobrevivido como humano, pero nunca lo usó porque prefería mantener la ambigüedad.

  • La criatura nunca aparece en su forma original: siempre la vemos como “copias incompletas” de otros seres.

  • La novela corta de Campbell incluía más personajes y un desenlace menos ambiguo, con los humanos venciendo a la criatura.


Conclusión

La Cosa es una de las películas de terror más poderosas jamás filmadas. Su grandeza reside en la combinación perfecta entre lo visceral y lo psicológico: monstruosidades de carne y hueso que se funden con la angustia invisible de la desconfianza. Carpenter supo entender que el miedo más profundo no está en lo que vemos, sino en lo que sospechamos.

El fracaso inicial de la película demuestra cómo la sociedad de su tiempo no estaba preparada para una visión tan descarnada y pesimista. Sin embargo, su posterior canonización prueba que las obras maestras encuentran siempre su lugar. La Cosa es hoy un clásico indiscutible, un monumento del cine de género y, quizá, el monstruo definitivo: el que no necesita una forma estable porque puede ser cualquiera de nosotros.


Bibliografía y fuentes

  • Campbell Jr., John W. Who Goes There? (Astounding Science Fiction, 1938).

  • Hawks, Howard; Nyby, Christian. The Thing from Another World (1951).

  • Interviews with John Carpenter, Rob Bottin y Kurt Russell (incluidas en ediciones en Blu-ray y DVD de Universal).

  • Muir, John Kenneth. The Films of John Carpenter (McFarland, 2005).

  • Cinefex Magazine nº 9 (1982), dossier sobre los efectos de The Thing.

  • Revistas Cinefantastique y Fangoria (años 80 y 90).

  • Documental The Thing: Terror Takes Shape (2004).

  • Sitio oficial de Universal y materiales promocionales de estreno (1982).


LA PELÍCULA EN IMÁGENES
















Ficha Técnica

  • Título original: The Thing

  • Título en España: La Cosa

  • Año: 1982

  • País: Estados Unidos

  • Dirección: John Carpenter

  • Guion: Bill Lancaster, basado en la novela corta Who Goes There? de John W. Campbell Jr.

  • Reparto principal: Kurt Russell, Wilford Brimley, Keith David, Richard Dysart, Donald Moffat, David Clennon, T.K. Carter, Thomas G. Waites.

  • Música: Ennio Morricone (con aportes de John Carpenter).

  • Fotografía: Dean Cundey.

  • Efectos especiales y maquillaje: Rob Bottin (con la colaboración de Stan Winston).

  • Producción: Universal Pictures, The Turman-Foster Company.

  • Duración: 109 minutos.

  • Formato: Color, 2.35:1, sonido Dolby Stereo.

  • Estreno: 25 de junio de 1982 (EE.UU.).