PSICOSIS (1960)
El terror cotidiano según Hitchcock
Cuando Psicosis se estrenó en 1960, nadie estaba preparado para lo que Alfred Hitchcock había creado. El “maestro del suspense” rompió todas las reglas del cine clásico: mató a la supuesta protagonista en la primera mitad del film, introdujo un asesino que parecía un joven tímido y amable, y mostró una violencia inesperada en la pantalla, sobre todo en la famosa escena de la ducha.
Más que una simple película de terror, Psicosis fue una revolución narrativa, estética y comercial. Su influencia se expandió a lo largo de décadas: abrió la puerta al terror psicológico moderno, al slasher, al estudio de asesinos en serie, y cambió la manera en que el público consumía cine.
Con apenas 800.000 dólares de presupuesto y un rodaje austero (Hitchcock usó su equipo de televisión de la serie Alfred Hitchcock Presents), el director creó una de las películas más rentables y trascendentes de todos los tiempos.
Sinopsis
Marion Crane (Janet Leigh), secretaria en Phoenix, roba 40.000 dólares a un cliente de su jefe para fugarse con su amante Sam Loomis (John Gavin). Nerviosa y paranoica, huye en coche, pero la tormenta y el cansancio la obligan a detenerse en un motel apartado: el Bates Motel.
Allí la recibe Norman Bates (Anthony Perkins), un joven tímido y educado que vive con su madre en una casa cercana. Marion cena con él, descubre la relación enfermiza que tiene con su madre, y regresa a su habitación para ducharse.
En ese momento ocurre una de las escenas más famosas de la historia del cine: una silueta femenina entra en el baño y apuñala brutalmente a Marion en la ducha. La cámara fragmenta la acción en planos rápidos, mientras los violines estridentes de Bernard Herrmann crean una atmósfera insoportable.
El film cambia de rumbo: el detective Arbogast (Martin Balsam) investiga, pero también es asesinado en la escalera de la casa Bates. La hermana de Marion, Lila (Vera Miles), y Sam, sospechan de Norman y descubren la verdad: su madre está muerta desde hace años, y él conserva su cadáver momificado en la casa. La “madre” que cometía los crímenes era en realidad Norman, dominado por su trastorno de personalidad.
El final muestra a Norman, completamente poseído por la personalidad de su madre, sentado en el calabozo mientras su voz interior se justifica: “Yo no haría daño ni a una mosca”. El último plano, con su sonrisa perturbadora y la sobreimpresión del cráneo materno, es uno de los cierres más inquietantes del cine.
Contexto de la producción
La novela de Robert Bloch
Publicado en 1959, Psycho estaba inspirado en el caso real de Ed Gein, asesino y profanador de tumbas en Wisconsin. Hitchcock compró los derechos de la novela en secreto para evitar filtraciones.
Rodaje económico
Tras el costoso rodaje de Con la muerte en los talones (1959), Hitchcock decidió filmar Psicosis con bajo presupuesto. Usó su equipo televisivo, rodó en blanco y negro para abaratar costes (y suavizar el impacto de la violencia), y pagó de su bolsillo gran parte de la producción.
El marketing innovador
Hitchcock impuso normas revolucionarias:
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Nadie podía entrar en la sala una vez comenzada la película.
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Los carteles pedían al público no revelar el final.
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Se publicaron fotos de Hitchcock vigilando relojes de cine para reforzar la campaña.
El resultado fue un fenómeno: colas interminables, espectadores aterrados y un éxito de taquilla sin precedentes.
Personajes y actuaciones
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Norman Bates (Anthony Perkins): su interpretación es clave; mezcla vulnerabilidad, encanto y locura, creando un asesino único en el cine. Perkins quedó asociado de por vida al personaje.
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Marion Crane (Janet Leigh): aunque muere a mitad de la película, su presencia es tan poderosa que muchos la recuerdan como protagonista. Leigh ganó un Globo de Oro por su papel.
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Lila Crane (Vera Miles): representa la perseverancia y el rol de detective improvisada.
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Sam Loomis (John Gavin): héroe clásico, aunque secundario frente al magnetismo de Norman.
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Madre de Norman: ausente físicamente, pero presente como voz, sombra y finalmente cadáver.
Estilo visual y narrativo
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La escena de la ducha: 78 planos en 45 segundos, montados por George Tomasini, con la música de Herrmann elevando la tensión. Es la secuencia más analizada del cine.
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La fotografía en blanco y negro: no solo abarató costes, también dio un aire documental y aumentó la crudeza.
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Narrativa fragmentada: Hitchcock rompe las reglas, matando a la protagonista inicial y cambiando de punto de vista.
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El montaje: acelerado en las muertes, pausado en la tensión, crea un ritmo que imita los latidos del espectador.
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Sonido: Herrmann utiliza solo cuerdas, creando una atmósfera cortante y obsesiva.
Temas y simbolismo
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La doble personalidad: Norman es tanto él mismo como su madre, encarnando la lucha entre deseo y represión.
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La represión sexual: Hitchcock sugiere la frustración de Marion y el deseo reprimido de Norman.
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La culpa y el castigo: Marion roba y es castigada brutalmente; el film juega con la moral de la época.
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El voyeurismo: Norman observa a Marion a través de un agujero, reflejando al propio espectador como mirón.
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La madre posesiva: figura central que simboliza el control absoluto sobre el hijo y la negación de su madurez.
Recepción
En su estreno, Psicosis fue un shock. La crítica se dividió: algunos la acusaron de vulgar y sensacionalista, otros la reconocieron como una obra maestra. El público respondió masivamente, convirtiéndola en la película más taquillera de Hitchcock.
En España sufrió cortes de censura y se estrenó con demora, aunque pronto fue reconocida como una obra clave.
Hoy está considerada una de las películas más influyentes de la historia del cine, frecuentemente incluida en listas de las mejores películas de todos los tiempos.
Críticas
En su estreno
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The New York Times (Bosley Crowther, 1960): la tachó de “repulsiva” y “barata”, aunque reconoció el talento de Hitchcock.
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Cahiers du Cinéma: la defendió como obra maestra moderna, anticipando su posterior revalorización.
Revalorización posterior
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Roger Ebert: la definió como “la película de terror más influyente de la historia”.
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François Truffaut: la consideró el gran salto del cine clásico al moderno.
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Fotogramas (España): en retrospectiva, destacó la escena de la ducha como el “big bang del terror contemporáneo”.
Legado e influencia
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Slasher y asesinos en serie: Psicosis abrió el camino a Halloween, Viernes 13, Scream y todo el subgénero del slasher.
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La escena de la ducha: citada, parodiada y homenajeada en cientos de películas y series.
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Secuelas y derivados: generó secuelas (1983, 1986, 1990), un remake plano por plano de Gus Van Sant (1998) y la serie Bates Motel (2013–2017).
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Influencia académica: es una de las películas más estudiadas en escuelas de cine.
Fuentes y artículos relacionados
Libros y estudios
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Stephen Rebello, Alfred Hitchcock and the Making of Psycho (1990).
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Donald Spoto, The Dark Side of Genius: The Life of Alfred Hitchcock (1983).
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François Truffaut, El cine según Hitchcock (1966).
Artículos y análisis
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Sight & Sound (BFI): “Psycho and the birth of modern horror” (2010).
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Cahiers du Cinéma: artículos de 1960 y 1970 reivindicando el film.
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The Guardian (2020): “Why Psycho remains the ultimate horror film”.
Conclusión
Psicosis marcó un antes y un después en el cine de terror y en el cine en general. Hitchcock se atrevió a derribar las convenciones narrativas y sorprendió al público eliminando a la protagonista en plena mitad de metraje, dejando a los espectadores descolocados y sin asidero dramático. Ese golpe de efecto transformó para siempre la manera de contar historias en el cine de suspense.
Más allá de su célebre escena de la ducha, el film convirtió lo cotidiano en terror. Una carretera secundaria, un motel anodino, una ducha rutinaria y un joven tímido que habla de pájaros disecados: nada de atmósferas góticas ni castillos embrujados, sino un horror cercano y plausible. Hitchcock enseñó que el miedo podía surgir de lo banal y de lo íntimo, abriendo la puerta a todo el cine de asesinos modernos que vendría después.
El personaje de Norman Bates supuso un cambio radical en la concepción del “monstruo”. Ya no era un ser sobrenatural ni un criminal arquetípico, sino un individuo aparentemente normal, atrapado en su propia psicosis. Su fragilidad, combinada con su violencia, lo convirtió en una figura ambigua y fascinante, origen de toda una estirpe de asesinos cinematográficos que dominarían el género en los años setenta y ochenta.
Con Psicosis, Hitchcock también demostró su dominio absoluto sobre la experiencia del espectador. Desde la campaña publicitaria que exigía no entrar en la sala una vez empezada la película, hasta el montaje frenético de la secuencia de la ducha acompañado por la música estridente de Bernard Herrmann, todo estaba pensado como un mecanismo de relojería para manipular emociones. El director no solo contaba una historia: diseñaba una vivencia cinematográfica.
Sesenta años después, la película mantiene intacta su fuerza. Cada revisión sorprende por su modernidad, por su capacidad de perturbar y por la perfección de su construcción. Es una obra que no envejece, porque no depende de efectos visuales ni de trucos pasajeros, sino de la inteligencia con que se plantea el suspense y de la incomodidad moral que provoca.
En definitiva, Psicosis no solo es uno de los grandes clásicos del terror: es una obra maestra absoluta del cine, un punto de inflexión en la historia del medio y una película que cambió para siempre la forma de mirar el miedo en la pantalla.
Norman Bates no murió en 1960: desde entonces habita en cada sombra del cine moderno.
LA PELÍCULA EN IMÁGENES
Ficha técnica
Título original: Psycho
Título en España: Psicosis
Año de estreno: 1960
País: Estados Unidos
Idioma original: Inglés
Duración: 109 minutos
Formato: Blanco y negro – 1.85:1 – Sonido monoaural
Clasificación: En su estreno fue para adultos; en España inicialmente sufrió censura.
Producción
Estudio: Shamley Productions / Paramount Pictures
Productor: Alfred Hitchcock
Distribuidora: Paramount Pictures (en 1960); Universal adquirió los derechos después.
Presupuesto: ~806.000 dólares (muy bajo para un Hitchcock de la época)
Recaudación: más de 50 millones de dólares solo en EE.UU. (éxito colosal)
Equipo creativo
Dirección: Alfred Hitchcock
Guion: Joseph Stefano (basado en la novela Psycho de Robert Bloch, 1959, inspirada libremente en el asesino Ed Gein)
Fotografía: John L. Russell
Montaje: George Tomasini
Dirección artística: Robert Clatworthy y Joseph Hurley
Vestuario: Helen Colvig
Música: Bernard Herrmann (partitura para cuerdas, considerada una de las más icónicas de la historia del cine)
Reparto principal
Anthony Perkins – Norman Bates
Janet Leigh – Marion Crane
Vera Miles – Lila Crane
John Gavin – Sam Loomis
Martin Balsam – Detective Milton Arbogast
John McIntire – Sheriff Al Chambers
Estreno y premios
Estreno en EE.UU.: 16 de junio de 1960
Estreno en España: 1961 (con cortes de censura)
Premios:
Nominaciones al Oscar: mejor actriz de reparto (Janet Leigh), mejor director (Hitchcock), mejor fotografía en B/N y mejor dirección artística.
Globos de Oro: Janet Leigh ganó el Globo de Oro a mejor actriz secundaria.
Reconocimientos posteriores: seleccionada por la Biblioteca del Congreso de EE.UU. para su preservación en el National Film Registry (1992).