LA PARADA DE LOS MONSTRUOS (1932)

Tod Browning y la frontera del horror

En 1932, la Metro-Goldwyn-Mayer estrenaba una de las películas más controvertidas de la historia del cine. Dirigida por Tod Browning, Freaks —conocida en España como La parada de los monstruos— no se parecía a nada de lo que el público hubiera visto hasta entonces. Lejos del gótico estilizado de Drácula (1931), el film proponía un relato ambientado en el mundo del circo, interpretado en gran parte por personas con deformidades físicas reales.

El resultado fue un escándalo: la MGM recortó más de media hora de metraje, varias ciudades prohibieron su exhibición, y Browning quedó prácticamente arrinconado en Hollywood. Sin embargo, lo que en su día fue un fracaso, hoy se considera una obra maestra del cine de terror y un hito en la representación de la alteridad en pantalla.


Browning y el universo del circo

Tod Browning (1880–1962) conocía el mundo del circo de primera mano: en su juventud había trabajado como acróbata y artista itinerante. Ese contacto con lo marginal y lo extraño marcó toda su filmografía. Ya en los años veinte, había dirigido películas donde lo grotesco y lo humano se mezclaban, como The Unholy Three (1925) con Lon Chaney.

Tras el enorme éxito de Drácula (1931), Browning se encontraba en la cima de su carrera. La MGM, confiada en su talento, le permitió rodar Freaks con plena libertad creativa. La idea era aprovechar el filón del terror que Universal estaba explotando con sus monstruos, pero con un enfoque más realista y transgresor.


Origen literario: “Spurs” de Tod Robbins

El punto de partida fue el cuento Spurs (1923) de Tod Robbins, una breve narración en la que un enano de circo se casa con una trapecista que lo desprecia, lo que desencadena una venganza brutal. Browning y su equipo ampliaron la trama y decidieron utilizar auténticos artistas de circo con malformaciones, lo que dotaba a la película de una fuerza inédita y perturbadora.


La producción: un rodaje incómodo

El rodaje de Freaks se llevó a cabo en los estudios de Culver City, con un reparto dividido entre actores profesionales y artistas de feria. La mera presencia de estos intérpretes en los comedores de MGM generó rechazo: muchos empleados exigieron que se les separara del resto.

El guion inicial superaba los 90 minutos, pero tras las proyecciones de prueba, donde el público reaccionó con gritos de horror y desmayos, la dirección de MGM ordenó recortar la película hasta dejarla en 64 minutos. Esos fragmentos perdidos —que incluían escenas mucho más violentas del final— nunca se recuperaron.


Sinopsis

Hans y Frieda son dos enanos que trabajan en un circo ambulante. Hans se enamora de Cleopatra, una trapecista ambiciosa que, junto al forzudo Hércules, trama casarse con él para quedarse con su herencia. Durante la boda, Cleopatra se burla cruelmente de Hans y de sus compañeros “fenómenos”.

La venganza llega en una de las escenas más famosas del cine de terror: bajo la lluvia, arrastrándose por el barro, los “freaks” avanzan en grupo para castigar a Cleopatra y Hércules. El castigo final es brutal: Hércules es castrado, y Cleopatra convertida en una mujer-pato, deformidad creada para la feria.


Personajes y reparto

Lo que distingue a Freaks de cualquier otra película de terror es su reparto auténtico:

  • Harry Earles (Hans): enano alemán, ya había trabajado con Browning en The Unholy Three.

  • Daisy Earles (Frieda): hermana de Harry, también enana, aporta el contrapunto melodramático.

  • Olga Baclanova (Cleopatra): actriz rusa, interpreta a la cruel trapecista.

  • Henry Victor (Hércules): forzudo clásico, representación de la brutalidad masculina.

  • Schlitze, Prince Randian, Johnny Eck, Josephine Joseph: auténticos artistas de circo, que aportan realismo y, paradójicamente, humanidad.

El espectador asiste a un mundo en el que la línea entre normalidad y monstruosidad se invierte: los “monstruos” se comportan con lealtad y solidaridad, mientras que los “normales” encarnan la crueldad y la corrupción.


Estilo visual y narrativo

A diferencia del expresionismo de los años veinte, Browning apuesta por un estilo casi documental: la cámara observa con frialdad la vida cotidiana del circo, desde las comidas colectivas hasta las bromas entre los artistas.

El contraste entre la rutina alegre y el clímax de venganza refuerza el impacto: lo monstruoso no está en la apariencia, sino en la conducta humana.

El final, con los freaks avanzando bajo la lluvia, iluminados por relámpagos, es una de las imágenes más potentes del cine de terror clásico, heredera de la estética del gótico alemán pero aplicada a cuerpos reales.


Recepción en 1932: rechazo absoluto

El estreno fue un desastre. En Nueva York y Los Ángeles, el público reaccionó con horror. La crítica habló de “una película repulsiva” y “degradante”. El British Board of Film Censors prohibió su exhibición en el Reino Unido durante 30 años.

MGM, asustada, recortó el film y lo escondió en su catálogo. Tod Browning, que había sido uno de los directores más influyentes del periodo mudo, nunca se recuperó del escándalo: apenas rodó un par de películas antes de retirarse en 1939.


Redescubrimiento y culto

En los años sesenta, coincidiendo con el auge de la cultura contracultural y los movimientos por los derechos civiles, Freaks fue recuperada en los circuitos de cine alternativo. Su lema “One of us, one of us!” se convirtió en consigna de integración y resistencia.

Desde entonces, ha sido objeto de estudios académicos sobre la representación de la diferencia, el cuerpo y la identidad. En 1994 fue incluida en el National Film Registry de la Biblioteca del Congreso de EE. UU., como obra a preservar.


Interpretaciones críticas

  • Cine de terror: se la considera una de las películas más perturbadoras del género, precisamente porque lo monstruoso es real.

  • Cine social: puede leerse como una crítica a la discriminación y a la explotación del “otro”.

  • Metáfora personal: algunos críticos ven en la película el reflejo de la fascinación y el miedo de Browning hacia el mundo del circo, del que nunca se desligó.


Legado e influencia

  • Inspiró a directores como David Lynch, Alejandro Jodorowsky, Michael Gracey o Guillermo del Toro.

  • La cultura popular la reivindicó: la serie American Horror Story: Freak Show (2014) es un homenaje directo.

  • Sigue siendo una de las películas más citadas cuando se habla de cine maldito: incomprendida en su tiempo, reverenciada después.


Escenas clave

1. La apertura del circo
La película comienza mostrando la vida cotidiana del circo ambulante: los artistas se preparan, juegan, conversan y comen juntos. Browning utiliza estas escenas casi documentales para normalizar a los “freaks” y humanizarlos ante el espectador. Lo que para el público de 1932 resultaba chocante —personas con deformidades reales— se presenta aquí como rutina y comunidad.

2. La relación entre Hans y Cleopatra
El eje dramático se establece en la fascinación del enano Hans por la trapecista Cleopatra. Las escenas en que Hans le regala flores o joyas resultan incómodas: sabemos que ella lo desprecia, y el contraste entre la inocencia del enano y la burla cruel de Cleopatra genera una tensión constante.

3. El banquete nupcial
Probablemente la secuencia más famosa del film. Durante la boda de Hans y Cleopatra, los freaks entonan su cántico ritual de aceptación: “One of us, one of us!” (“¡Uno de los nuestros, uno de los nuestros!”). La escena sintetiza la idea de fraternidad y colectividad de los marginados, pero Cleopatra, borracha y burlona, responde con insultos y desprecio. Este momento marca el punto de no retorno en la trama.

4. La venganza bajo la lluvia
Uno de los clímax más inquietantes del cine clásico. Bajo un aguacero torrencial, los freaks avanzan lentamente, arrastrándose entre el barro, armados con cuchillos y herramientas improvisadas. La cámara de Browning recorre sus rostros deforme con iluminación expresionista, creando un desfile de pesadilla. Aquí se invierte el poder: los marginados se convierten en figuras aterradoras.

5. El destino de Hércules
Aunque la versión mutilada que nos ha llegado apenas sugiere su castigo, el guion original mostraba explícitamente que Hércules era castrado. Incluso en su forma suavizada, el destino del forzudo simboliza la humillación y la venganza de aquellos a los que había despreciado.

6. La revelación final de Cleopatra
La última escena muestra a Cleopatra transformada en un monstruo de feria: su cuerpo retorcido, su voz animalizada, convertida en “la mujer-pato”. Es un momento de horror grotesco y de justicia poética. Browning subraya que la auténtica monstruosidad no estaba en el cuerpo, sino en la crueldad del alma.


Importancia de estas escenas

Cada uno de estos momentos articula el discurso de la película:

  • La apertura humaniza a los freaks.

  • El banquete establece la comunidad como fuerza.

  • La lluvia invierte el miedo y otorga poder a los marginados.

  • El final sanciona a los “normales” crueles, revelando que el verdadero monstruo es moral.


La parada de los monstruos es una de las películas más radicales que jamás haya producido un gran estudio de Hollywood. Su valentía consistió en mostrar a los marginados no como objetos de burla, sino como comunidad solidaria, frente a la maldad de los “normales”.

Tod Browning arruinó su carrera con ella, pero dejó para la posteridad una obra que aún hoy resulta incómoda, inquietante y profundamente humana. Una película que cuestiona qué significa ser monstruo, y que, noventa años después, sigue devolviendo la pregunta al espectador.


LA PELÍCULA EN IMÁGENES

































Ficha técnica

Título original: Freaks
Título en español: La parada de los monstruos
Año de estreno: 1932
País: Estados Unidos
Productora: Metro-Goldwyn-Mayer (MGM)
Director: Tod Browning
Productores: Tod Browning, Irving Thalberg (no acreditado)
Guion: Willis Goldbeck, Leon Gordon, Al Boasberg (no acreditado), basado en el cuento Spurs de Tod Robbins (1923)
Fotografía: Merritt B. Gerstad
Música: no cuenta con partitura original; se utilizaron fragmentos y música incidental
Dirección artística: Cedric Gibbons
Montaje: Basil Wrangell
Duración: 64 minutos (versión más común conservada; la original superaba los 90)
Estreno: 12 de febrero de 1932 (Estados Unidos)

Reparto principal

Harry Earles – Hans
Olga Baclanova – Cleopatra
Daisy Earles – Frieda
Wallace Ford – Phroso
Leila Hyams – Venus
Roscoe Ates – Roscoe
Henry Victor – Hércules
Angelo Rossitto – Ángel
Prince Randian – El hombre sin extremidades
Schlitzie – Schlitze
Johnny Eck – El hombre sin mitad inferior del cuerpo
Josephine Joseph – Hermafrodita
Peter Robinson – El esqueleto humano
Frances O’Connor – Mujer sin brazos
Martha Morris – Mujer sin piernas

Premios y situación histórica

No obtuvo premios en su época. Fue un fracaso de crítica y taquilla, y MGM retiró la película a las pocas semanas, recortando más de 30 minutos de metraje.
Años más tarde se convirtió en película de culto, revalorizada a partir de los años sesenta y hoy considerada una obra maestra del cine de terror y del melodrama social.